La isla de Cuba se encuentra sumida en una profunda crisis económica que persiste desde hace varios años, afectando gravemente la producción de alimentos, la disponibilidad de medicamentos y provocando una inflación descontrolada de tres dígitos. Esta situación se ve agravada por la constante depreciación del peso cubano y la presencia de apagones que afectan a la población.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoció recientemente en su cuenta de Twitter las protestas de la ciudadanía por los problemas en el suministro eléctrico y la distribución de alimentos. Sin embargo, atribuyó estos desafíos a los intentos de desestabilización por parte de los enemigos de la Revolución.
La situación actual en Cuba guarda similitudes con la crisis vivida en la década de 1990, conocida como el «Período Especial en Tiempos de Paz». Durante aquellos años, la isla experimentó una profunda recesión económica que llevó a la desaparición de automóviles de las calles, la sustitución de maquinaria agrícola por carretas tiradas por bueyes y la implementación de medidas de austeridad por parte de la población.
El profesor de economía Pavel Vidal destaca que, si bien la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) durante la pandemia fue del 11%, en comparación con el 35% registrado en la década de 1990, la inflación y el déficit fiscal son similares en ambos periodos.
La crisis actual se ve agravada por las desigualdades sociales, con sectores de la población que reciben remesas o están vinculados al sector privado lidiando de manera más favorable con la situación. En contraste, los jubilados y los trabajadores estatales, cuyos ingresos en pesos cubanos no se ajustan a la inflación, enfrentan una situación alarmante de pobreza.
La pérdida de capital humano debido a la emigración y al envejecimiento de la población, así como el deterioro de la infraestructura física y la reducción del apoyo estatal, agravan aún más la crisis. A diferencia del «Período Especial», la situación actual se presenta después de décadas de crisis económica crónica, lo que ha debilitado la capacidad del país para sobrellevar la situación.
A pesar de estos desafíos, el gobierno cubano no ha proporcionado datos oficiales sobre la magnitud de la crisis, lo que dificulta evaluar su impacto real en la población. Los expertos coinciden en que la situación actual representa una crisis aún más severa que la vivida en la década de 1990, debido a la acumulación de factores externos e internos que han debilitado profundamente la economía y la sociedad cubana.
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