En columnas anteriores hemos hablado de las claves para ser feliz, en donde nos referimos a todos esos hábitos que podemos poner en práctica para ayudarnos a reducir el estrés, la ansiedad, para poder responder mejor ante los problemas, al fin y al cabo esas son algunas de las grandes cuestiones que más nos afectan cada día.
Pero no todo se reduce a meditar, hacer ejercicio o dormir 8 horas, todo esto es importante, sí, y debemos recurrir a ello también por nuestra salud, pero hay más. ¿Y si las otras claves no fueran realmente cosas que puedes empezar a hacer mañana, sino sentimientos y estados espirituales que van más allá de todo lo que habías considerado hasta ahora?
La terapeuta Michele DeMarco explicó en Psychology Today la importancia de las llamadas “fuerzas psicoespirituales” y reunió numerosos estudios científicos que avalan el efecto positivo que tienen cada una de ellas sobre el bienestar de las personas, tanto en su salud como en su felicidad.
Más allá de las actividades que podemos realizar para sentirnos mejor, hay otro tipo de condicionantes que pueden “afectar positivamente el cuerpo y la mente tanto como el espíritu y el alma”, dice la experta.
- Significado
- Conexión
- Propósito
- Valores
- Resiliencia
- Trascendencia
Nada de esto se practica en un gimnasio o se entrena en casa, por eso es mucho más difícil de conseguir, y tal vez nunca te hayas planteado estas cuestiones, pero en el fondo sabes que son importantes y la ciencia así lo ha determinado.
Y es que se halló, por ejemplo, que aquellas personas que creen que su existencia tiene sentido tenían niveles de estrés más bajos, saber “cómo encajamos en el mundo” y también nuestro propósito en él, mejora la vida e incluso puede estar conectado con un menor riesgo de muerte.
Quedar con los amigos y crear relaciones es uno de esos hábitos que los expertos recomiendan, y en esta ocasión sí está conectado con una de estas fuerzas: La conexión, valga la redundancia, es esencial para ser feliz, y además es uno de los mayores motivantes en la vida, al igual que lo es la trascendencia también, que aunque en general se relaciona con las creencias religiosas, un estudio de Berkeley encontró que las emociones en general, y sobre todo el asombro (con el arte, la naturaleza, lo que sea), puede tener efectos positivos.
Mantener nuestros valores ayudará a confiar más en nosotros mismos, en nuestras decisiones, a seguir el camino correcto y evitar por ejemplo sentimientos negativos como la vergüenza, que puede afectar tanto a nuestra salud mental como a la física, y para ser capaces de todo ello, la resiliencia es clave.
Como explica DeMarco, la resiliencia es esta fuerza es la que nos hace seguir adelante y aprender de las adversidades, hay estudios que indican que incluso puede tener un efecto mitigante sobre la depresión o la ansiedad, tener la capacidad de aprender de los problemas, de utilizar las experiencias para ser mejores no es fácil, pero quienes lo consiguen son más felices. Y si algo nos han demostrado los últimos años, es que todos somos más resilientes de lo que podríamos haber imaginado.
Estefanía López Paulín
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