Cuantas veces no hemos tenido ese primer día en el gimnasio, comiendo saludablemente o aprendiendo algún pasatiempo nuevo y a la hora de iniciarlo nos damos cuenta de que es más difícil el mantenerlo que empezar a hacerlo. Con motivación y esfuerzo nos encaminamos hacía nuestros objetivos, pero en el momento menos esperado nos vemos envueltos una vez más en aquellos hábitos que no son saludables para nosotros, por eso el día de hoy veremos algunos consejos para no recaer en los malos hábitos.
Un hábito no solo está relacionado a la salud, un hábito es toda aquella actividad que ha quedado automatizada y la realizamos sin deliberación, por ejemplo, las formas en que pensamos o nos sentimos también pueden ser un hábito.
Mantener un hábito no es tarea sencilla, muchas veces no es suficiente la motivación de ver obtener resultados para mantener la disciplina y constancia, sin embargo, esto puede ser menos difícil si aprendemos cómo funciona nuestra mente. Muchos de los hábitos que adoptamos terminan creando modificaciones en nuestro cerebro, así, todo aquello que engloba el hábito, crea un patrón en el cerebro que queda guardado.
En estudios se ha visto cómo mientras adquirimos un hábito, hay actividad neuronal durante todo el proceso, sin embargo, una vez que este proceso queda guardado el cerebro se activa solo al inicio y al final, de algún modo esto es tan sencillo como “presionar la tecla de inicio” para que todo el patrón se ponga en marcha hasta ser terminado. Este aprendizaje queda latente y puede volver a “reactivarse” con facilidad, ahora, sabiendo esto podemos crear algunas medidas para evitar recaer en los malos hábitos.
Como ya lo mencionamos, un hábito ya instaurado se pone en marcha a partir de un estímulo desencadenante, una señal que detona la activación de dicho hábito, aun cuando llevemos tiempo sin realizarlo, por ejemplo, cuando una persona ha logrado hacer ejercicio por las mañanas, el momento de levantarse o agregar diez minutos más al despertador es decisivo.
Sabiendo esto podemos identificar aquellos momentos decisivos, en donde nuestro esfuerzo extra por mantener nuestros buenos hábitos y no recaer en los malos, nos ayudará a dar ese primer paso que desencadenará el inicio del buen hábito que hemos adquirido.
Aprende a conectar con tus emociones y adquiere herramientas que te permitan gestionar esos sentimientos a tiempo y de forma más adecuada, el ser humano tiende a moverse en base al costo y la recompensa, cuando estamos tristes somos más propensos caer en la gratificación inmediata, en un intento por sentirnos mejor temporalmente, sin embargo, cuando estamos estables y nos sentimos bien, somos más capaces de enfocarnos en los beneficios a largo plazo y asumir el costo de estos.
Es importante comprender que cada actividad que conforma tu rutina diaria forma parte de un conjunto, cualquier cambio te hará ir en una dirección u otra, por ejemplo, desvelarte favorecerá que abandones el ejercicio. Vivir en un entorno desorganizado ayuda a recaer en malos hábitos e incluso hábitos emocionales dañinos, es por eso que es importante tratar de llevar una vida ordenada y saludable en todos los aspectos.
Y por último, no seas tan duro contigo mismo, si sufres una recaída se compasivo y flexible contigo mismo, permítete volverlo a intentar, con perseverancia los buenos hábitos quedarán cada vez más arraigados y será más sencillo mantenerlos.
Que no se nos vuelva a olvidar lo fácil que es recaer en un mal hábito, por eso es importante no bajar la guardia, algunas veces nuestra mente juega en contra a la hora de mantener un buen estilo de vida, sin embargo, al ser conscientes de lo que ocurre tenemos la oportunidad de hacer la elección y actuar a tiempo.
Estefanía López Paulín
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