Con la llegada del calor estival, aumenta la incidencia de una molestia común pero a menudo subestimada: los hongos en los pies, conocidos también como pie de atleta o micosis. Estas infecciones pueden afectar tanto la piel (dermatomicosis) como las uñas (onicomicosis), siendo más frecuentes en lugares húmedos como piscinas, duchas y vestuarios deportivos.
El síntoma principal en la piel es el enrojecimiento de la zona afectada, mientras que en las uñas se observa un cambio en su coloración, volviéndose amarillentas y desarrollando grietas. Estas infecciones son contagiosas y se propagan principalmente en ambientes donde el suelo permanece húmedo.
El pie de atleta es mayoritariamente causado por hongos llamados dermatofitos, específicamente Trichophyton rubrum, aunque otras variedades de hongos, levaduras y bacterias también pueden ser responsables. El tratamiento suele involucrar fármacos administrados oralmente o aplicados directamente sobre la zona afectada, seleccionados por el médico según el caso.
La prevención juega un papel crucial. Evitar caminar descalzo en lugares públicos y mantener los pies secos y ventilados son medidas efectivas. Factores como la diabetes, insuficiencia venosa, tratamientos con corticoides y condiciones que debilitan el sistema inmunitario aumentan el riesgo de contraer estas infecciones.
Los dermatofitos prosperan en ambientes oscuros y húmedos, encontrando condiciones ideales en piscinas y duchas públicas. Es fundamental secar bien los pies después de nadar o bañarse y usar sandalias en lugares compartidos para reducir el riesgo de contagio.
Mantener una higiene adecuada y adoptar medidas preventivas puede minimizar el riesgo de desarrollar micosis. Ante la presencia de síntomas como enrojecimiento o cambios en las uñas, es crucial consultar a un médico para iniciar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones. Con conciencia y cuidado, es posible disfrutar del verano sin preocupaciones por estas molestas infecciones fúngicas.
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