La vuelta al colegio no sólo trae consigo la emoción de reencontrarse con amigos y enfrentarse a nuevos retos académicos. Desafortunadamente, también marca el regreso de un viejo conocido: los piojos.
Según un estudio reciente, la mitad de los niños y niñas en España de entre 3 y 12 años (50,7%) tuvo piojos alguna vez en los tres años anteriores a la pandemia. Aunque se trata de parásitos relativamente inofensivos, la pediculosis puede causar picores, infecciones e incluso estigmatización social.
A pesar de ser un problema recurrente, aún existen muchos mitos y creencias erróneas en torno a los piojos. Por ejemplo, uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7%) sigue creyendo que los piojos están relacionados con una falta de higiene. Esto lleva a algunos padres a temer que traten a sus hijos de diferente manera por tener piojos, lo que aumenta la vergüenza y el miedo al estigma social.
Otros falsos mitos comunes son pensar que los piojos vuelan de una cabeza a otra (55%) o que las mascotas pueden contagiarlos (47%). Además, uno de cada tres progenitores (29,2%) opina que el mejor remedio es cortar el pelo, algo que no es necesario y puede generar un mayor trastorno psicológico en los niños.
Para combatir eficazmente los piojos, es fundamental desterrar estos mitos y tomar medidas preventivas como revisar regularmente el cabello con una lendrera, usar repelente y evitar el contacto directo de cabeza con cabeza. Si se confirma la infestación, es importante notificar al colegio para evitar que se propague y elegir un tratamiento pediculicida adecuado.
Aunque los piojos son un problema recurrente en el inicio del curso escolar, no deben ser motivo de estigmatización ni de faltar a clase. Una vez iniciado el tratamiento, los niños pueden volver a la escuela, independientemente de que las liendres sigan siendo visibles. Lo importante es desterrar los mitos, tomar medidas preventivas y actuar con responsabilidad para gestionar de forma efectiva este molesto pero común problema pediátrico.