Algunas personas parecen tener un don innato para la orientación, capaces de navegar por cualquier lugar con poco más que su instinto natural como guía. Pero, ¿cómo lo hacen? ¿Es posible aprender esta habilidad? ¿Podemos mejorar nuestro sentido de la orientación?
La respuesta es sí. Aunque la orientación puede parecer un talento innato para algunos, la capacidad de ubicarse y encontrar el camino se puede cultivar con práctica y ciertas estrategias, según los expertos.
Recientes investigaciones en neurociencia y psicología sugieren que hay muchas formas de perfeccionar nuestras habilidades espaciales. Según los expertos, la capacidad de orientación de una persona puede atribuirse a una combinación de factores que incluyen la experiencia previa, el entorno de crecimiento, el género y la práctica constante.
Por ejemplo, Ralph Street, apasionado de los mapas, comenzó a desarrollar su habilidad desde una edad temprana gracias a las competiciones de orientación a las que sus padres lo llevaban. Hoy en día, su destreza en la orientación le permite competir a nivel internacional y le ha sido útil en numerosas ocasiones en su vida diaria.
La experiencia temprana con el entorno y el uso de claves ambientales, como la posición del sol, influyen en la capacidad de orientación de las personas. Aquellos que crecieron en entornos rurales o en ciudades espacialmente complejas tienden a tener mejores habilidades de navegación en la edad adulta, debido a las distancias recorridas y la variedad de áreas exploradas.
Sin embargo, en muchas sociedades, las niñas y mujeres tienen menos oportunidades para practicar sus habilidades de navegación, lo que contribuye al mito de que las mujeres tienen peor sentido de la orientación que los hombres. En sociedades más igualitarias en cuanto al género, estas diferencias tienden a desaparecer.
Las habilidades de orientación se procesan en el cerebro a través de mapas cognitivos, que son modelos mentales del espacio. Estos mapas residen en el hipocampo, una región cerebral asociada con la memoria, y están influenciados por el entorno y la experiencia previa.
Aunque la era del GPS puede parecer obsoleta para algunos, las baterías se agotan y los sistemas pueden fallar. Por lo tanto, es esencial aprender habilidades de orientación básicas, como notar las señales ambientales y moverse de manera independiente en entornos variados.
La variación cultural hace que no existan consejos universales para mejorar nuestra orientación, pero la práctica constante y la observación del entorno son clave para perfeccionar esta habilidad fundamental.
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