Luego de las irregularidades que se exhibieron en torno al proceso en el que Juan Manuel Pérez Herrera fue electo como nuevo presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC) en San Luis Potosí, el primer acto oficial del aludido fue la emisión de un comunicado en el que intentó limpiar el cochinero y desestimar las acusaciones que se le imputaban al organismo empresarial, sin embargo, lejos de proceder con acierto y abonar a la unidad en el gremio, prefirió revolcarse en el lodo al generar mayor discordia y arremetió públicamente en contra de sus compañeros.
Rebelión en la CMIC por elección gandalla de la mafia de constructores
En el boletín informativo, difundido el pasado 24 de enero, Pérez Herrera expuso una serie de argumentos en los que, según él, basaron el proceso que lo favoreció y terminó por darle el nombrameintro de presidente en la CMIC, de igual manera y en un intento desesperado por desactivar a sus adversarios, se atrevió a acusar a Joel Arturo Torres Maldonado de ser un perfil que no cumplía con los requisitos establecidos por la convocatoria para poder pelear la presidencia del Comité y no conforme con eso, lo acusó de haber perdido, por negligencia, un terreno de la Cámara ubicado en la Zona Industrial de San Luis Potosí.
Con lo que no contaba el presidente era que Torres Maldonado le iba a salir respondón y, uno a uno, fue respondiendo todos los señalamientos que le imputaron. Con los estatutos en mano, demostró que cumplió en tiempo y forma con los requisitos necesarios para registrarse y que, en realidad, fue una jugada sucia por parte de la mafia que domina la cámara lo que terminó dejándolo fuera. Asimismo, aclaró que el litigio del terreno en la Zona Industrial era un tema que competía a Manuel Castanedo de Alba cuando era presidente de la CMIC, mismo que fue omiso y permitió que el problema se saliera de control.
Tras la reciente elección, son cada vez más los agremiados que muestran su inconformidad y demandan un alto a la voraz mafia de tiburones que se ha adueñado de la CMIC para usarla con fines políticos e incurrir en presuntos hechos de corrupción como los que se les imputan en contubernio con Marco Antonio Uribe cuando fue director de Obras con Xavier Nava. Afiliados advierten que, tras estos conflictos, una crisis severa podría presentarse en la organización, sobre todo porque la nueva presidencia es quien está dividiendo al gremio de constructores.