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Desde la infancia, la curiosidad científica puede definir el rumbo de una vida, como le sucedió a Isabel Sada Ovalle, doctora en ciencias y en medicina, quien encontró su pasión por la investigación nació con un microscopio infantil, a través del cual examinaba hojas, insectos e incluso su propia sangre. Para ella, la ciencia representa un acto de rebeldía, un camino donde cuestionar lo establecido y plantear nuevas preguntas es esencial.
Con una sólida trayectoria en la docencia y la investigación, comentó que la perseverancia y el pensamiento crítico son esenciales para el éxito profesional, “si tienen preguntas que hacer, que las hagan. Que se arriesguen», dijo. Actualmente, coordina el espacio de formación en fisiología para medicina y fisioterapia, así como en inmunología para fisioterapia en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Aunque la arquitectura le interesaba, eligió la medicina como vía para la investigación biomédica. Cursó una maestría en fisiología cardiovascular en la UASLP bajo la tutoría del doctor Rafael Rubio, quien le enseñó la importancia de la claridad en el pensamiento científico. Posteriormente, obtuvo un doctorado en inmunología en la UNAM, donde investigó tuberculosis pulmonar y coinfección con VIH en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Más tarde, realizó un postdoctorado en inmunología en la Universidad de Harvard, donde trabajó con modelos murinos debido a la baja incidencia de tuberculosis en la población local.
De regreso en México, continuó su labor en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), para especializarse en fisiología respiratoria en tuberculosis. Eventualmente, volvió a San Luis Potosí para integrarse a la UASLP con una plaza en la licenciatura en fisioterapia. Su experiencia como investigadora y docente le ha permitido transmitir conocimientos clave a sus alumnos, subrayando la relevancia de la fisiología en la práctica clínica.
Para la investigadora, la educación enfrenta grandes desafíos, ya que la formación de nuevas generaciones exige una entrega total por parte de los docentes. También reflexionó sobre las dificultades que las mujeres científicas aún enfrentan. Aunque se han logrado avances en equidad salarial, persisten diferencias en la percepción del trabajo masculino y femenino en la ciencia.
La maternidad ha representado un reto adicional en su carrera, pues debió adaptar sus experimentos para conciliar su vida familiar con su labor académica. Sin embargo, considera que ser madre le ha brindado una sensibilidad especial en la investigación. A las jóvenes interesadas en la ciencia, las anima a no limitarse por su género ni temer expresar sus ideas. «La visión de la mujer siempre será única. No hay preguntas insignificantes y la maternidad no es un obstáculo, sino un valor agregado», afirmó.