Más de 1300 personas se han inscrito este año para tener la oportunidad de pasar una noche en una habitación de hotel en Chattanooga, Tennessee. Pero no es una habitación común y corriente; es una habitación supuestamente encantada donde, según la leyenda, Annalisa Netherly fue decapitada en 1927 por su amante. Esta fascinación por lo macabro y lo aterrador plantea la pregunta: ¿por qué a las personas les gusta asustarse?
La respuesta radica en la biología de las emociones humanas, que se ha desarrollado a lo largo de millones de años de evolución. Cuando nos enfrentamos a situaciones aterradoras, nuestro cuerpo libera sustancias químicas como adrenalina, dopamina y cortisol. La adrenalina prepara el cuerpo para la lucha o la huida, aumentando el ritmo cardíaco y la respiración. Por otro lado, el cortisol, la hormona del estrés, se libera para proporcionar energía durante una emergencia.
Según el Dr. Elias Aboujaoude, profesor clínico de psiquiatría y ciencias del comportamiento en Stanford Medicine, el miedo puede inducir una sensación de placer y alivio cuando el objeto del temor desaparece. La dopamina, un neurotransmisor del bienestar, se asocia con el placer y la expectativa de una recompensa, como superar una amenaza. En situaciones controladas, como en una casa encantada o en una montaña rusa, el miedo puede volverse emocionante porque sabemos que al final estaremos a salvo.
El miedo, en su justa medida, puede ser una experiencia enriquecedora. Sin embargo, algunas personas buscan emociones extremas, lo que puede llevar a comportamientos imprudentes. La fascinación por el miedo varía según la edad y el género, con los jóvenes a menudo probando sus límites y desafiando la mortalidad. Los miedos innatos, como el miedo a las arañas o a los ruidos fuertes, están programados en nuestros cerebros a través de la evolución.
En última instancia, esta atracción por lo aterrador demuestra la complejidad y la riqueza de las emociones humanas, un fenómeno que ha intrigado a la humanidad durante siglos y que sigue siendo objeto de estudio en campos como la psicología y la neurociencia.
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