
Muchas personas creen que la magia solo es cosa de las novelas y la ficción, sin embargo, pocas veces nos detengamos observar el mundo que nos rodea y que frecuentemente nos regala momentos de magia, como lo es la inmensidad de la gran ballena azul, los plumajes de las aves más hermosas, también podemos recordar que existen animales que pueden cambiar su piel para camuflarse en el ambiente, esta es la magia y la belleza de la naturaleza, pero detrás de toda la magia de la naturaleza, existe la ciencia para explicarlo.
Ciertos animales han ido desarrollando esta capacidad evolutiva con el paso de los años en favor de la supervivencia de estos, ya sea escapando de presas más grandes y peligrosas o adaptarse en un ambiente hostil y competitivo para lograra cazar a sus presas.
El arte del camuflaje encuentra su denominación correcta en el término cripsis, del griego Kryptos, que significa ‘lo oculto’ o ‘lo que se esconde’. Existen cuatro grandes categorías para clasificar los diferentes tipos de cripsis: inmovilidad, coloración, patrón y no visual.
La primera de todas, la inmovilidad, es la más sencilla de las técnicas. Como bien se intuye, consiste en permanecer completamente quieto en un mismo lugar para acabar confundiéndose entre el entorno. Esta resulta muy eficaz con ciertas especies de reptiles, pues algunos solo detectan la presencia de otro animal si este se mueve.
La coloración, por su parte, es una de las más llamativas y espectaculares. El animal adapta su cuerpo a los tonos del hábitat en el que se encuentra y en algunos casos, es realmente difícil discernir entre paisaje y animal. En este grupo se ha incluido la figura del camaleón, pero de forma errónea, pues su cambio de color no se debe a la mimetización con aquello que les rodea, sino por su estado psicológico y la consonancia con la temperatura del ambiente.
Cuando se habla de cripsis por patrón, hacemos referencia al tipo de camuflaje que desarrollan algunos animales simulando la textura que les rodea. Normalmente, esta habilidad va de la mano de la cripsis por coloración, creando así una mimetización perfecta.
Muchos animales de la madre naturaleza tienen esta habilidad y vamos a hablar de tres que probablemente no conocían, uno de ellos es el pulpo mimo, la mayoría de los pulpos pueden cambiar su forma y su textura para fundirse con su entorno, pero el pulpo mimo puede ir un paso más allá: puede hacerse pasar por otros animales, como las medusas, las serpientes marinas o diversos peces. Es el gran maestro del camuflaje.

