
El famoso castillo de Disney, símbolo de fantasía y magia alrededor del mundo, fue inspirado en un edificio real y majestuosa: el Castillo de Neuschwanstein. La estructura está ubicado en las montañas de Baviera, al sur de Alemania.
En sus inicios, el Castillo de Neuschwanstein del siglo XIX fue la inspiración directa para el icónico castillo de la película La Bella Durmiente (1959) y, posteriormente, para el diseño del emblema oficial de Walt Disney Pictures.
Neuschwanstein, cuyo nombre significa “Nuevo Cisne de Piedra”, fue mandado a construir por el rey Luis II de Baviera en 1869 como un refugio personal y un homenaje a las óperas de Richard Wagner, a quien el monarca admiraba profundamente. El castillo nunca fue concebido como una fortaleza defensiva, sino como una fantasía romántica de la Edad Media, mezclando estilos arquitectónicos góticos, románicos y bizantinos.
Walt Disney visitó Europa junto a su esposa Lillian en la década de 1950. Durante su recorrido, el castillo de Neuschwanstein lo dejó tan impresionado que decidió usar su silueta como base para diseñar el castillo de la princesa Aurora en Disneyland, California, que abriría sus puertas en 1955. Desde entonces, el castillo de Disney ha sido reinterpretado en distintas películas, parques temáticos y productos de la compañía.
“Es fascinante ver cómo un castillo construido como refugio para un rey soñador terminó convirtiéndose en el emblema universal del mundo de los sueños”, comenta Claudia Berger, historiadora del arte en Múnich.
Hoy en día, Neuschwanstein recibe más de 1.5 millones de visitantes al año, muchos de ellos motivados por su conexión con el universo Disney. Su imagen, con torres elevadas y paredes blancas contrastadas con techos azulados, continúa alimentando la imaginación de generaciones.