Por: Ana Dora
La esperada comparecencia del director de la Policía Ministerial, Guadalupe Castillo Celestino en el juicio contra Eduardo “Cayeyo” por fin llegó.
Fue el primer testigo citado por parte de la representación social, la Fiscalía, del día jueves 2 de mayo del 2019. El funcionario arribó subrepticiamente al Centro de Justicia ingresando por una puerta lateral, para que los medios no lo increparan por el controversial caso.
Vestido con un traje azul, un poco pardo y no tan reciente, corbata roja, el director de la Policía Ministerial testificó ante el Tribunal y el presunto culpable.
Al iniciar, Castillo Celestino lanzó una mirada furibunda a Cayeyo, de esas que te intimidan y más viniendo del temible funcionario judicial.
Guadalupe Castillo Celestino, un hombre de carácter tosco, con más de medio siglo de edad, prácticamente la mitad de su vida la ha dedicado a “presentar ante la justicia a personas imputadas”. Dijo ante la Sala que estudió en la Academia de Policía con promedio de 100, haber tomado cursos en Estados Unidos, Chile y Colombia. Cualquiera que lo conozca sabe bien que se toma muy enserio su papel, logra imponer en diligencias y audiencias.
Inició con una voz firme e institucional, y narró los hechos tan rápido que era difícil tomar nota, aquí lo que alcanzamos a escuchar:
“El 5 de mayo del 2017, aproximadamente a las 5:47 h. recibí una llamada del maestro Federico Garza, el cual me pidió ir a su casa en el Campestre, me precisó que era una emergencia, al ir en el trayecto por el Río Santiago recibí una llamada del C4 y me informaron que se había recibido una llamada de una persona de nombre Eduardo “N” el cual avisó de un lesionado en el mismo fraccionamiento, en ese momento relacioné los hechos.
Llegué a las 6:06 al domicilio del maestro Garza, él se encontraba en la calle, me señaló a una persona (Cayeyo) el cual estaba sentado en la banqueta. El maestro Garza me comentó – este joven lesionó a una persona con un arma de fuego-.
Entonces, me acerqué a al joven (Cayeyo) y le pedí que me llevara al lugar donde estaba el lesionado, pero éste (Cayeyo) estaba algo desorientado, alzó su cabeza me miró pero no pronunció palabra. Así que el maestro Garza me llevó al lugar de los hechos, el joven y yo en mi vehículo mientras que Garza Herrera en su vehículo color blanco, al llegar frente al domicilio, el maestro Federico con su mano izquierda me señaló la casa y se retiró.
El presunto culpable me dijo – esa es mi casa- tomé unos guantes de látex y ambos descendimos del vehículo y caminamos hacia la puerta eran ya las 6:11 h. Le pregunté si podía entrar y el joven accedió y abrió la puerta, tracé una línea hasta la cocina y observé un cuerpo humano en el suelo con un charco de sangre, un revólver y una funda sobre una mesa.
Ambos nos inclinamos, coloqué mis dedos sobre la yugular del cuerpo, y observé que el cuerpo tenía los ojos opacos y una coloración de piel pálida. Le dije- Está muerto- entonces el joven (Cayeyo) se puso nervioso, se levantó y me dijo que tenía que ir al baño, pero se dirigió a la calle, lo seguí y le dije – para allá no está el baño- a lo que me respondió el joven –dame chance, tengo que irme, tengo que arreglar esto-. Lo tuve que sujetar y utilizar técnicas de sometimiento ante la flagrancia de un delito grave –En este momento voy a proceder a detenerte- y le dije sus derechos.
La detención la hice a las 6:14, subimos al vehículo y lo trasladé al edificio de Seguridad, en el camino llamé al Agente del Ministerio Público le informé de la detención y solicité acudiera personal de la Fiscalía al lugar de los hechos. En el trayecto el joven y yo conversamos, me dijo que la persona fallecida se llamaba Eugenio y que era su amigo. Después el detenido (Cayeyo) me dijo – nosotros nos arreglamos, vamos a llegar a un acuerdo- .
Al llegar al edificio de Seguridad Pública, lo conduje hasta mi oficina y solicité la presencia del médico legista y de manera directa lo puse a disposición del Ministerio Público.
Me regresé al Campestre y los oficiales Adrián e Israel llegaron también, poco después arribó la Perito y les pedí a los oficiales que entraran al domicilio para cerciorarse que no hubiera peligro, el agente Israel abrió la puerta y a las 7:31 h. la Perito empezó a hacer su trabajo.”
El contra interrogatorio
En un juego de palabras que por momentos subía de tono entre el testigo Castillo Celestino, el abogado defensor, un Tribunal que no sabía cómo mediar y daba la impresión de que los jueces le tenían pavor al Director de la Ministerial, una Fiscalía muda, al grado de que el propio Comisario objetó las preguntas en varias ocasiones al ver que sus Fiscales no actuaban ante el feroz ataque del abogado chilango, Álvaro Ramírez.
El Director de la Policía Ministerial erró en el proceder de su investigación de acuerdo al interrogatorio, hay detalles que no se quieren mencionar, aquí las contradicciones y titubeos:
- Durante la primera llamada que recibió el maestro Garza le mencionó que había un herido por arma de fuego, Castillo Celestino omitió informar este hecho en el acta.
- Al saber de la existencia de un herido en el Campestre, el Director de la Ministerial no llamó a una ambulancia. “En la Academia de Policía tomé curso de Primeros Auxilios, sé poner un torniquete durante fuego cruzado”.
- Olvidó asentar en el informe que Cayeyo se notaba desorientado y confundido.
- El fue quien llegó a la conclusión de que Eugenio estaba muerto y no un especialista. “Puse mis dedos en su yugular para tomar los signos vitales”.
- Dijo ser el primer respondiente en los hechos, pero contradictoriamente el Fiscal ya le había informado de la existencia de un herido.
- Omitió informar que tuvo que usar la fuerza para detener al presunto culpable, en su declaración escribió: “Únicamente fue necesaria la presencia y verbales”, el forcejéo supuestamente le ocasionaron laceraciones a Cayeyo.
- Dejó el cuerpo de Eugenio supuestamente sin vida, sin custodia ni aseguramiento en el lugar de los hechos, durante varios minutos mientras trasladó a Cayeyo al edificio de Seguridad.
- Conversó con el presunto culpable durante el trayecto e inclusive lo “tranquilizó”. Después rectificó: “Lo escuchaba, yo solo lo escuchaba”.
- Ingresó al domicilio en dos ocasiones, la primera con autorización de Cayeyo y la segunda sin autorización, actos que no informó.
- Dijo haber ingresado junto con la Perito y dar instrucciones desde la sala sin equipo de protección.
El defensor le mostró Castillo Celestino un acta la cual no reconoció como suya, por lo que el abogado solicitó al Tribunal abrir un Incidente criminal «toda vez que hay indicios de alteración de pruebas».
Después de la comparecencia de Guadalupe Castillo Celestino, nuevamente le Defensa logró hacer visible que la investigación del homicidio de Eugenio contiene una serie de anomalías, y que tal vez existan detalles que no se quieren mencionar. Lo que sí, el Director de la Policía Ministerial en todo momento intentó cubrirle la espalda a su superior, el Fiscal General Federico Garza.