Ecuador destaca como un atractivo punto de origen para el tráfico de drogas debido a su ubicación estratégica entre los dos principales productores de cocaína, Colombia y Perú. A pesar de enfrentar desafíos como la pobreza, la pandemia del Covid-19, la vulnerabilidad de sus fuerzas de seguridad y la corrupción, el país también se destaca por su significativo y legítimo comercio exterior.
Buques parten desde Ecuador hacia Estados Unidos y Europa transportando grandes contenedores de bananas, siendo el país el principal exportador mundial de esta fruta. Estos contenedores sirven como efectivos escondites para la cocaína.
Expertos señalan que la experiencia y capacidad de los cárteles mexicanos han convertido a Ecuador en el puerto de salida de aproximadamente un tercio de toda la cocaína destinada a Europa. Según un informe de 2023 de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas, la proporción de cocaína reportada a la Oficina Regional de Inteligencia de Europa Occidental, con Ecuador identificado como punto de partida, aumentó del 14% al 29% entre 2018 y 2020, manteniéndose en un 28% durante 2021.