Se acabó el cuadrante de ejercicio de 5X5. Fue rentado y tuvimos que resistirnos a dejarlo ir como el niño que agarra la última pulpa y los demás la estiran para que comparta.
Algo que me sorprende mucho de los mexicanos es que no importa si estás en dificultades, si acecha el monstruo de las mil cabezas y el asesino te mira por el hombro, siempre está viendo una oportunidad de salir adelante. Aunque sepa que el fracaso está garantizado, al final del túnel siempre le invierte como una forma de burlarse de él, esto lo digo por quien rentó el local viendo expectativas económicas en la epidemia.
Pero mi mujer es férrea, no puedo dejar de admirarla porque siempre saca la creatividad y la tenacidad. Aprovechó que mandó de vacaciones obligadas a la muchacha que nos ayuda y que se apodera de su cuarto, ése que está en la parte superior.
Nos pusimos a sacar lo poco que había en el cuarto de herramientas y ¡Mole Doña María! que le acomodamos su aposento. Ahora que regrese le faltará el baño propio, pero lo sobrará la soledad, esa que ama y que la obliga obstinadamente a querer estar con nosotros en lugar de con su familia. Lo chingón de este nuevo recinto es que sales con el bofe al 100 y el cielo azul te mira para tranquilizarte.
Hace una semana Mely (la muchacha) mandó un mensaje por teléfono, es claro que le urge dejar a sus padres y venirse con nosotros, y no le importará nada que su aposento haya cambiado, es más, estará más que feliz al darse cuenta que está aún más lejos del famoso… ¡Mely ven!
