La llegada de Donald Trump al poder tendrá múltiples repercusiones a nivel mundial, pero la más destacada se relaciona con su lema de campaña (que, a su vez, representa su promesa central): “Hacer nuevamente grande a América”.
Aunque este eslogan ya había sido empleado por otros políticos en Estados Unidos, en esta ocasión ha calado profundamente en el electorado estadounidense.
Un sector de la población, desde su propia perspectiva, aspira a superar los efectos negativos atribuidos a la globalización, la migración y ciertas decisiones de política interna.
Ante estos desafíos, Trump ha prometido recuperar la grandeza de Estados Unidos y reafirmar su posición como potencia mundial, lo que tendrá consecuencias de gran alcance en el escenario internacional.
¿Cuándo toma posesión Trump?
Cabe recordar que Donald Trump toma posesión el próximo lunes 20 enero. A dicha ceremonia se le conoce como “Inauguration Day” y se efectúa frente al Capitolio de Washington DC. Hay que recordar que este será su segundo periodo al frente de la Unión Americana, el primero fue de 2017 a 2021.
Cambios mundiales
Luego del 20 de enero, cuando Trump asumirá el cargo, se esperan una serie de repercusiones a nivel global, las cuales ya ha ido anunciando desde su campaña.
Economía
La política económica de Donald Trump se opone a las recomendaciones de la economía global, que favorecen el nearshoring como estrategia para aprovechar las ventajas de la relocalización.
Este enfoque busca optimizar las condiciones para los negocios y fortalecer las cadenas de suministro, fomentando así una recuperación económica más ágil tras los efectos de la pandemia, marcada por un aumento en el gasto público, niveles elevados de endeudamiento y una creciente inflación.
En contraste, Trump adopta una postura proteccionista, argumentando que los países que, según él, se han beneficiado desproporcionadamente de la economía estadounidense deben asumir costos. Para ello, propone imponer aranceles significativos y repatriar las empresas que trasladaron sus operaciones fuera de Estados Unidos, en un intento por reforzar la producción nacional y reducir la dependencia del extranjero.
En el ámbito económico, la cuestión migratoria también ocupa un lugar destacado en la agenda de Donald Trump. El expresidente ha prometido deportaciones masivas, una propuesta que articula dos elementos centrales en su discurso: la seguridad y el empleo.
Por un lado, Trump asocia la migración con la inseguridad, al sostener que numerosos migrantes son presuntos delincuentes. Por otro lado, afirma que las comunidades migrantes afectan el mercado laboral al desplazar a trabajadores estadounidenses y eludir el pago de impuestos, según sus declaraciones.
Esta postura ha obtenido un respaldo significativo en una parte de la sociedad estadounidense, que considera la migración una amenaza tanto económica como social. Para estos grupos, las deportaciones masivas suponen la solución a problemas como la competencia laboral, la presión sobre los servicios públicos y la percepción de un aumento de la criminalidad.
Política exterior
En materia de política exterior, Donald Trump busca restablecer el papel protagónico que, según él, Estados Unidos ha perdido en los últimos años. Para ello, ha presionado a los países miembros de la OTAN para que incrementen su gasto en defensa, exigiendo que no recaiga exclusivamente en Estados Unidos la mayor carga financiera de la alianza.
Asimismo, ha condicionado las relaciones comerciales con sus principales socios, advirtiendo que impondrá aranceles si no toman medidas efectivas para frenar el tráfico de fentanilo y la migración hacia territorio estadounidense.
Entre sus propuestas más controvertidas, Trump ha declarado su intención de comprar Groenlandia y recuperar el control del Canal de Panamá, justificando estas acciones como parte de una estrategia para contrarrestar los intentos expansionistas de Rusia y China.
Con su característico perfil de negociador implacable, Trump ha asegurado que pondrá fin a los conflictos en Ucrania y Gaza, mientras deja claro al mundo que Estados Unidos no continuará subsidiando financieramente a otros países. Estas propuestas refuerzan su visión de una política exterior centrada en los intereses nacionales.
Sin duda, la fuerza de su discurso y el atractivo de sus propuestas entre el electorado llevaron a Donald Trump a obtener un triunfo contundente.
Ahora bien, la gran interrogante que surge es si Trump está preparado para enfrentar el desafío de un mundo cada vez más globalizado e interconectado, donde imponer una sola visión resulta extremadamente complejo, o si, por el contrario, el resto del mundo está dispuesto a someterse a los intereses de un líder que busca recuperar la grandeza de su país a cualquier costo.
Seguiremos informando.