
San Luis Potosí enfrenta un preocupante aumento en los casos de acoso escolar, con un promedio de entre 10 y 12 reportes semanales registrados en instituciones educativas, desde nivel básico hasta medio superior. Esta cifra, según datos de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE), refleja una creciente visibilización del problema, pero también pone en evidencia la falta de estrategias eficaces para su contención.
Aunque la SEGE atribuye el incremento de denuncias a una mayor cultura de la queja y al reforzamiento de los canales de reporte, la realidad es que no existen acciones contundentes ni cambios estructurales en las escuelas que garanticen la seguridad emocional y física del alumnado. La atención psicológica que se brinda, tanto a víctimas como agresores, resulta insuficiente frente a la magnitud del problema, ya que se limita a medidas reactivas sin un enfoque integral de prevención.
Además, las autoridades educativas aseguran que no se han reportado abandonos escolares por bullying, pero admiten que sí se han aplicado cambios de grupo o plantel como medida preventiva. Esta respuesta, más que una solución de fondo, parece una forma de aislar el problema sin erradicarlo.
El acoso escolar continúa creciendo mientras las autoridades educativas apenas pueden contenerlo con protocolos poco visibles y sin impacto real. La ausencia de un plan integral de prevención, formación docente y participación activa de la comunidad educativa mantiene a los estudiantes en un entorno donde la violencia sigue siendo parte del día a día.
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