
El té negro, conocido por su sabor robusto y su capacidad para despertar los sentidos, es una de las infusiones más consumidas a nivel mundial. Más allá de su delicioso sabor, esta bebida, proveniente de la planta «Camellia sinensis», destaca por su amplio abanico de beneficios para la salud, derivados de su proceso de fermentación que le otorga un color oscuro y características únicas.
Según la Universidad del Valle de Guatemala, el té negro contiene una alta concentración de polifenoles, particularmente teaflavinas y tearubiginas, compuestos antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres. Estos radicales son moléculas que aceleran el envejecimiento celular y aumentan el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y problemas cardiovasculares.
El consumo regular de té negro también se asocia con beneficios para la salud cardiovascular. Se ha observado que puede reducir los niveles de colesterol LDL, conocido como el «colesterol malo», y mejorar la circulación sanguínea. Además, se ha registrado una disminución de la presión arterial en personas con hipertensión leve.
Otro beneficio importante del té negro es su impacto positivo en la función cognitiva. Gracias a su contenido moderado de cafeína y la presencia de L-teanina, este té puede mejorar la concentración, el estado de alerta y la memoria a corto plazo, sin los altibajos típicos que provoca el café.
También posee propiedades antimicrobianas que favorecen la salud bucal, ayudando a reducir la proliferación de bacterias responsables de la caries y el mal aliento. El té negro no solo es una bebida reconfortante y estimulante, sino que se convierte en un aliado para prevenir enfermedades y mantener un estilo de vida saludable. No obstante, es recomendable consumirlo con moderación y como parte de una dieta balanceada.