El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, anunció este domingo una declaración de emergencia nacional ante la crisis desatada por el derrame de petróleo procedente de un barco volcado en las costas del país. Rowley señaló que la situación actual «no está bajo control», lo que ha llevado a una serie de consecuencias devastadoras para la región.
La fuga de petróleo ha afectado aproximadamente unos 15 km de la costa de Tobago, una de las dos islas que conforman esta nación petrolera de 1,4 millones de habitantes. Según las autoridades, cientos de voluntarios han estado trabajando desde el jueves para contener la mancha de petróleo que amenaza al ecosistema marino y afecta gravemente al turismo, una fuente vital de ingresos para el país.
«La limpieza y restauración solo pueden comenzar tan pronto como tengamos la situación bajo control, pero en este momento la situación está fuera de control», afirmó Rowley en una conferencia de prensa. Hizo un llamado a más personas para que colaboren en las tareas de contención y limpieza.
El derrame ha causado daños significativos en arrecifes y playas, especialmente en la costa atlántica, justo antes del feriado de carnaval, un período crucial para el turismo en Tobago. Muchos complejos turísticos y hoteles, incluido el estatal Magdalena Grand, han sufrido los efectos de la contaminación.
Las autoridades han instado a los turistas a evitar las áreas contaminadas, ya que existe un riesgo de lesiones por exposición al petróleo. Se han desplegado barreras de contención alrededor de unos 15 kilómetros para permitir que las embarcaciones lleguen al puerto de Scarborough, la capital de Tobago.
El origen del barco, identificado como «Gulfstream», aún no ha sido determinado, y la tripulación no ha sido localizada. Farley Augustine, secretario jefe de la Cámara de la Asamblea de Tobago, acompañó a Rowley en la rueda de prensa y afirmó que incluso con el uso de vehículos operados a distancia, no se ha logrado identificar el barco.