
La reducción en las tasas de vacunación y el relajamiento de las medidas de prevención tras la pandemia de COVID-19, ha provocado un aumento significativo de casos de tosferina en el país, aseguró el doctor Daniel Ernesto Noyola Cherpitel, director del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina (CICSaB) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Antes de la pandemia de SARS-CoV-2, la tosferina era una enfermedad relevante en México, con un promedio de 900 casos anuales. Sin embargo, durante la pandemia, las medidas preventivas para contener el COVID-19 también tuvieron un impacto en otros padecimientos respiratorios, lo que provocó una notable reducción en los casos. Al relajarse la prevención, otros agentes infecciosos, como la influenza, el virus sincicial respiratorio y la tos convulsiva, volvieron a circular con mayor intensidad.
El doctor Noyola explicó que, además de la relajación post pandemia, se presentó un fenómeno conocido como “deuda inmunitaria”, en el que los niveles de anticuerpos a nivel poblacional disminuyeron, lo que provocó que la población fuera más susceptible a las infecciones.
Otro factor clave fue la reducción en las tasas de vacunación en los últimos años, no solo en México sino a nivel global. “Desde hace algunos años, la Organización Panamericana de la Salud ha alertado sobre este fenómeno, pues se han alcanzado los niveles más bajos de las últimas décadas, por lo que es crucial reforzar los programas de inmunización”, señaló el especialista.
Durante 2023 y 2024, las autoridades sanitarias advirtieron sobre el incremento de casos de ese padecimiento; sin embargo, las campañas de vacunación no lograron los resultados esperados.
El investigador subrayó que la responsabilidad no solo recae en las autoridades de salud, sino también en la población. “Es importante seguir los esquemas de inmunización, que incluyen dosis a los 2, 4 y 6 meses (vacuna hexavalente), un refuerzo entre los 18 y 24 meses y una dosis adicional de tosferina y tétanos entre los 4 y 5 años de edad. También hay vacunas específicas para adultos y mujeres embarazadas”, indicó.
El doctor Noyola Cherpitel explicó que la tosferina o tos convulsiva es causada por la bacteria Bordetella pertussis y evoluciona en tres fases: la primera es la catarral, y se manifiesta con síntomas como tos y congestión, y puede durar alrededor de dos semanas. Luego, continúa la paroxística, donde aparecen episodios intensos de tos en ataques recurrentes que pueden provocar dificultad para respirar, cianosis (coloración azulada de la piel) e incluso convulsiones en bebés. Finalmente, conforme mejora la condición del paciente, se presenta la fase de convalecencia, en la que los episodios de tos se vuelven menos frecuentes y pueden prolongarse durante varias semanas.
En niños pequeños, la enfermedad suele ser fácilmente identificable por el cuadro clínico, mientras que en adolescentes y adultos vacunados los síntomas pueden ser más leves debido a la inmunidad parcial.
Para confirmar un diagnóstico es necesario realizar pruebas mediante métodos moleculares, como la prueba PCR, que también se utiliza para otras infecciones. “Durante muchos años, se realizaba mediante cultivos de laboratorio, aunque estos métodos eran menos precisos y más complejos de realizar”, concluyó el doctor Noyola.
Seguiremos informando