Ucrania y Rusia han comenzado una ronda de negociaciones en Arabia Saudita, con la participación directa de la Casa Blanca, con el objetivo de alcanzar un cese al fuego de 30 días. Este acuerdo temporal buscaría preparar el camino para una paz más amplia y duradera en el conflicto que ha durado tres años entre Kiev y Moscú.
Las conversaciones, que se desarrollan de forma separada entre los enviados de ambos países y los representantes de Estados Unidos, se centran en varios temas clave, incluyendo la protección de infraestructuras civiles y la creación de mecanismos de verificación para asegurar que ambas partes respeten la tregua. También se está discutiendo un alto el fuego en el Mar Negro, con el fin de permitir el transporte de grano y combustible, vital para la economía de ambas naciones.
Aunque el acuerdo provisional fue bien recibido por Ucrania, el presidente Volodímir Zelensky aceptó la propuesta con cautela, mientras que el líder ruso, Vladimir Putin, mostró reservas sobre los detalles de la tregua. Esta diferencia de enfoques refleja las complejidades inherentes a la negociación, en la que se encuentran involucradas profundas diferencias territoriales y políticas, como la aspiración de Ucrania de unirse a la OTAN y la insistencia de Rusia en mantener los territorios ocupados tras la invasión de 2023.
A pesar de los desafíos, el cónclave en Riad representa un paso importante hacia una posible reducción de las hostilidades, con los Estados Unidos liderando los esfuerzos diplomáticos. No obstante, se prevé que las conversaciones continuarán siendo complicadas y que cualquier acuerdo final dependerá de la disposición de ambas partes para hacer concesiones significativas en temas clave como la soberanía territorial y el despliegue de fuerzas de paz en Ucrania.
El avance de las negociaciones subraya la urgencia de una solución pacífica al conflicto, que ha causado miles de muertes y desplazamientos desde su inicio. Sin embargo, las diferencias fundamentales entre ambos países siguen siendo un obstáculo para la paz duradera, lo que podría alargar aún más el proceso de negociación.
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