Mucho se comentó del escabroso caso de la Srita. María Epifanía López quien fue hija única de un matrimonio que lamentablemente no pudo tener más hijos al morir la madre al dar a luz a la ya nombrada damita quien a los pocos meses de semejante tragedia, perdió también a su padre.
Ese matrimonio vivía en el municipio de Ébano, por lo que poco venían a nuestro San Luis de antaño.
A partir de ese momento, María Epifanía quedó al cuidado de una competente enfermera de edad madura quien era pagada por una tía abuela de la huérfana, ya que era su única familiar aunque no se procuraban en lo absoluto.
El tiempo pasó y Epifanía siguió bajo el cuidado de la vieja enfermera hasta que por su avanzada edad, ésta decidió regresar al lado de sus hijas dejando sola a la señorita quien residía aún en Ébano.
Cabe mencionar que la tía abuela de María Epifanía era una solterona sumamente rica, por lo que al morir heredó casi toda su fortuna a su joven sobrina nieta quien contaba con diez y ocho años y tristemente una muy débil salud.
Entre las diversas propiedades que heredó de su acaudalada familiar, esta jovencita habitó en seguida en una casona ubicada en la esquina de las calles de Tomasa Estevez y Melchor Ocampo.
Según lo que la joven dama comentaba, era que esa casona le agradaba por su excelente ubicación y buen gusto además de haber sido la morada de su madre cuando soltera.
Fue por esta razón que la Srita. Epifanía dejó de vivir en aquel municipio para mudarse a nuestra ciudad.
Al llegar a la ya mencionada mansión, el suspicaz mayordomo de la misma se puso a sus órdenes ocultando sus verdaderas intenciones.
Dicho empleado se llamaba Don Ernesto, mismo que no contó jamás con la existencia de la débil huérfana.
Doña Arcadia jamás la mencionó pero bien sabía que la tenía que heredar al ser su única familiar a pesar de que nunca la visitó dado a que no llevó una buena relación con los finados padres de la joven mujer.
La enclenque Epifanía siempre fue discreta, por lo que no comentó que estaba gravemente enferma y que pronto se ausentaría de este mundo.
Al no tener más familia, optó por heredar gran parte de la inmensa fortuna al mayordomo, quien aparentemente la procuró y respetó con el fin de ganarse su confianza y poder heredar al saber que la desdichada mujer estaba sola y desprotegida pero en el fondo era todo lo contrario, ya que no le agradaba en lo más mínimo.
Dicho mayordomo fue por muchos años el único empleado de confianza de Doña Arcadia, por lo que llegó a pensar que podría haber sido quien heredara una buena parte de la basta fortuna al ser su inseparable e incondicional discípulo.
Se dice que éste heredó una mínima parte de la fortuna de la amargada solterona, razón por la que odió a su nueva y solitaria patrona.
El mayordomo era un hombre frío y calculador a quien jamás le importó el bienestar ni la salud de dicha jovencita, por lo que contribuyó a aminorar aún más su disminuida salud pues nadie la visitaba.
Desde ese momento aprovechó dicha soledad para hacerle trabajos de magia negra hasta que el muy ruin amagó a la indefensa señorita obligándola a heredarle todos sus bienes y propiedades dejándola muy nerviosa y sumamente asustada, por lo que se desmayó y en ese momento el infame individuo la asesinó a sangre fría.
Y así fue, el mezquino empleado al concluir tan reprochable acto, enterró el consumido cadáver de la mujer en cuestión en uno de los patios de dicha propiedad.
Nadie notó que la inocente Epifania quedó en ese lugar sin ni siquiera haber recibido la absolución y los santos óleos.
Al recibir tal herencia, este despreciable sujeto remató lo recién heredado y se marchó de la ciudad para nunca más regresar.
El mencionado inmueble fue comprado por Don Martín Caballero, rico minero potosino quien a su vez la vendió.
Con el tiempo, esta bella pero muy misteriosa casona fue comprada y vendida en varias ocasiones para por fin albergar a un gran número de universitarios.
Según algunos maestros y alumnos es muy común el ver a una cadavérica joven mujer levitando por el estacionamiento del lugar y al mismo tiempo otros la llegan a ver mientras la escuchan llorar en el primer piso.
Se dice que esta propiedad cuenta con una rampa que da acceso a los pisos de arriba, misma en donde es fácil llegar a oír el arrastrar de unas gruesas cadenas.
Tales cadenas se comenta son arrastradas por el espectro de aquel cruel empleado, mismo que fue asesinado en uno de los entonces remotos caminos reales para robarle lo último que aún le quedaba de esa herencia la cual fue su perdición.
Desde esa macabra noche, se dice que el espectro de aquel hombre regresó a la propiedad que alguna vez cuidó y sirvió fielmente, pero que por su gran codicia e interés traicionó y es así que volvió del más allá a rogar por el perdón de la fantasmal Epifanía, misma que recorre y pena sin parar por la bella y magistral mansión.
Y usted, mi estimado lector…
Conoce a alguno de los respetables catedráticos de dicho lugar??
Estudia ó estudió en el interior de esas misteriosas instalaciones??
Ha visto a la horripilante y espectral mujer levitar por dentro del mencionado estacionamiento??