
Un ataque con misiles balísticos perpetrado por Rusia este domingo dejó al menos 34 muertos, entre ellos dos niños, y 117 heridos en la ciudad ucraniana de Sumy, cerca de la frontera con la región rusa de Kursk, informó Volodymir Artiuj, jefe de la administración regional.
El presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, denunció que los misiles impactaron en una zona residencial en pleno Domingo de Ramos, cuando muchas personas acudían a iglesias. El principal blanco habría sido el Centro de Congresos de la Universidad Pública de Sumy, usado como espacio cultural y educativo, que quedó destruido.
El jefe de inteligencia militar de Ucrania, Kiril Budanov, señaló que los proyectiles —dos misiles Iskander— fueron lanzados desde Voronezh y Kursk. Medios locales reportaron fuertes explosiones y daños en un radio de tres kilómetros.
Aunque Moscú no ha emitido una explicación sobre el ataque, sí reportó el derribo de un caza F-16 ucraniano, confirmando la muerte del piloto Pavel Ivanov.
De manera extraoficial, se investiga si el ataque tuvo como objetivo una ceremonia de condecoración a militares, presuntamente organizada en secreto por autoridades locales. El Ministerio del Interior indaga una posible filtración de información.
El ataque ha generado condenas internacionales. Washington, Bruselas, París y Londres calificaron el bombardeo como una violación grave al derecho internacional.
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