Santiago, con tan sólo 15 años de edad cuenta la historia de la agresión que sufrió a manos de Fernando, el «Tiburón» Medina el lunes 31 julio, y revela que pensó que moría tras la golpiza, porque no podía ni abrir los ojos.
Humberto Padgett logró hablar con el joven empleado del Subway de Rutilo Torres, en la capital potosina. En su conversación, el joven recuerda que su agresor quería atención inmediata, pese a que había más clientes por delante, y dice que ante su agresividad, le pidió a un compañero que lo sustituyera, toda vez que en ocasiones anteriores, ya lo había agredido verbalmente, y que en cada una de sus visitas al establecimiento lo amenazaba.
Santiago cuenta que su agresor se metió hasta la cocina, y fue ahí donde lo atacó. Le dijo al reportero de Ciro por la mañana, que después del primer golpe, intentó cubrirse pero llegó un momento en el que sentía que debía preservar su vida, así que se hizo «bolita» para evitar que le rompiera una costilla, pero para entonces ya tenía rota la nariz y punzadas en la cabeza, donde el «Tiburón» Medina lo golpeó con furia en repetidas ocasiones.
Lo último que recuerda, es que fue al baño y que no podía ni abrir los ojos. Cuando por fin pudo hacerlo, se dio cuenta que tenía el rostro lleno de sangre y pensó lo peor. Pero en ese instante, sus compañeros lo auxiliaron.
Cuando recobró el sentido, lo primero que hizo fue llamarle a su madre para decirle lo que había pasado, y más tarde, cuando se viralizó el video por redes sociales, se dieron cuenta que tenían el apoyo y total respaldo de la población, no sólo de San Luis Potosí, sino de todo el país.
Santiago agradece a los medios de comunicación que hayan tomado su caso, para que no haya más casos de violencia contra los jóvenes. Porque él sólo quería trabajar para mantener a su familia. Los dos mil 500 pesos que recbió en su primer quincena, los destinó para comprar los útiles escolares para su regreso a clases, y la mitad de su sueldo, se lo dio a su mamá, para comprara alimento para la familia.
Esta es la historia que le contó a Humberto Padgett:
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