
Un ataque aéreo en la gobernación de Saada, controlada por los rebeldes hutíes en Yemen, ha dejado al menos 68 muertos y 47 heridos, según denunciaron los hutíes. Las víctimas son principalmente migrantes africanos, en su mayoría de Etiopía, que intentaban cruzar Yemen hacia Arabia Saudita en busca de trabajo. El ejército de Estados Unidos no ha confirmado su implicación en el bombardeo.
El ataque en la prisión, donde se encontraban detenidos unos 115 migrantes, ha renovado las críticas sobre la campaña militar estadounidense en la región, en particular la Operación Rough Rider, dirigida a los hutíes. Este hecho ocurre en medio de tensiones internacionales relacionadas con el acuerdo nuclear con Irán.
El Comando Central de Estados Unidos, que lleva a cabo la ofensiva aérea, ha mantenido su política de no divulgar detalles específicos sobre las operaciones. Sin embargo, la controversia sobre el uso de comunicaciones no seguras por parte de altos funcionarios estadounidenses sigue generando preocupación.
Imágenes difundidas por el canal al-Masirah muestran cuerpos y heridos en el lugar del ataque. La Organización Internacional para las Migraciones expresó su condena por las muertes y urgió a la protección de civiles en el conflicto, que ha devastado Yemen durante más de una década.
Los migrantes africanos, que arriesgan sus vidas para llegar a Arabia Saudita, son frecuentemente objeto de tráfico por parte de los hutíes, que se benefician económicamente de este flujo migratorio.
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