El discreto encanto de la luz que iluminaba un anuncio en la pared blanca, el frío de la noche se sentía en el ambiente y nuestro andar lo encaminamos a una fachada de ventanales de luces de tenue anaranjado, ahí en el interior como un lienzo de los años cuarenta pendía en cada detalle el Art Deco, remanso de quietud y una atmósfera nostálgica e idílica en donde flotaba el espíritu de Edward Hopper, la estampa me evocó el lienzo de expresionismo abstracto: “Noctámbulos”, incluso el verde del techo de “Alameda” a la que entramos tenía la reminiscencia de tonalidad en el techo y en el cuadro del pintor, era en la fachada de inmensa cristalería que emanaba la luz a la banqueta y la calle.
Nos sentamos plácidamente y nos dejamos acoger por una época dorada de un arte y una estética de vida en la arquitectura, el mobiliario y la moda, sobre su lienzo Hopper describió: “Probablemente de forma inconsciente, estaba pintando la soledad de una gran ciudad”.
Por cuatro días este espacio cerrado por años, estará abierto y podremos disfrutar en ese cálido ambiente de cafetería, de un exquisito pay de limón, así sentados conversamos y vimos pasar los solitarios y acompañados personajes de la noche potosina, como si un nuevo lienzo imaginario de Hopper se desplegara mientras cenábamos y nos admiraba el trabajo de diseño del despacho potosino NAAG Arquitectura, trabajado con esmero y de una hermosa plasticidad, en que hasta las lámparas son de diseño único y singular, ojalá la época evocada y la acogedora estancia nocturna en el Bistró – Café Alameda continúe abierta y no sea solo el sueño compartido de nosotros…
Seguiremos informando.
