La sequía que se ha venido agudizando en los últimos meses, la necesidad de seguir trabajando para conseguir el sustento de sus familias y la negligencia de las autoridades correspondientes ha dado pie al inicio de una guerra por el agua en la Huasteca Potosina en donde las agresiones, las amenazas y las demandas por la vía legal se están volviendo cosa de todos los días con el riesgo de que en cualquier momento estalle la violencia.
En la última semana, luego de que se diera a conocer un comunicado por parte de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en el que se informaba sobre una supuesta estrategia de tandeo que, por estar mal diseñada dejó sin agua la Cascada de Tamul, un grupo de lancheros acudieron ante la representación región de dicha institución en donde se toparon con una negligencia tremenda por parte de las autoridades al negarse a asumir su responsabilidad excusados en la falta de personal y presupuesto, así como la pandemia.
Ante la negativa de la CONAGUA para intervenir en el tema, los lancheros acudieron al sitio donde se encontraban instaladas varias estructuras que desviaban el cauce del río, ello, a la altura del paraje Pretiles, en el camino Aguabuena-Tambaca. Al retirarlas, el río recuperó su cauce natural, sin embargo, el hecho representó afectaciones importantes para otros sectores.
Así pues, los nuevos afectados, ahora cañeros y productores de peces, denunciaron públicamente las afectaciones derivadas del retiro de las estructuras pues dejaron de recibir el agua que ya se tenía pactada. Con ello, algunas granjas de peces registraron daños importantes mientras que los cultivos también perdieron el suministro de riego que se tenía previsto por lo que acudieron ante la el Ministerio Público de la Huasteca para presentar las denuncias correspondientes, toda vez que, insisten, ya se tenía un acuerdo y los lancheros no lo respetaron.
Dadas las condiciones que se están presentando, se prevé que en las próximas semanas se pueda agudizar este problema pues, tanto los lancheros como los cañeros y otros sectores que reciben agua del Río Gallinas o que sus actividades económicas dependen de ello, reclaman el derecho de seguir trabajando y disponer del recurso pese a la carencia que se presenta en la actualidad y que podría agudizarse en los meses venideros.
