Gran noche de “San Luis Rey” la que si vivo en la Plaza de Toros “El Paseo” en donde los triunfadores fueron el español José Antonio Ferrera, así como el queretano Diego San Román quienes se llevaron dos orejas cada uno ante más de tres cuartos de aficionados potosinos.
Cabe hacer mención que antes del inicio de la fiesta de San Luis Rey en el ruedo en el paseíllo se presentó el maestro Jorge Gutiérrez quien dio la vuelta al ruedo (en la mañana fue objeto de varios homenajes).
Dentro de lo que fue la corrida el primero en salir al tercio fue Uriel “El Zapata “Moreno, cubrió los tres tercios, capa, banderillas espectacular y muleta, tardo en preparar la muerte y falló para ser ovacionado.
El segundo toro del El Zapata fue de la ganadería de Fernando de la Mora, «Lauro Alegre» entrepelado caricardeno, veleto con su entusiasmo de siempre cubrió los tres tercios, mató de media estocada que no hizo efectos y pasaporto con descabello. Salió al tercio con fuerza.
Por su parte el español Antonio Ferrera cortó la primera oreja de la tarde, «Santo Patrono» bien con capote y muleta y cobrando una soberbia estocada.
En su segunda salida al tercio de Ferrera la faena más artística en mucho tiempo en el Paseo. Una faena de arte, arte puro y exquisito al toro Edu de Fernando de la Mora.
Probablemente para el ánimo del juez peso más el arte que la realidad ya que Ferrera pinchó antes de dejar la estocada y concedió la oreja.
Mientras tanto Diego San Román fue ovacionado en su primer toro, un gran ejemplar que embestía de largo, excelente con el capote, mejor con la muleta toreando con la mano derecha despatarrado (compas abierto), una gran faena perdiendo las orejas por pinchar.
En el segundo para el queretano fue un faenón de Diego San Román de su lote coronada con una gran estocada que le brindaron dos orejas. Al toro «Palomo» de Fernando de la Mora.
Arturo Gilio bien con capote y muleta, estocada entera, solo destellos y un descabello; aplausos.
Increíble el juez de plaza niega a Arturo Gilio las dos orejas ganadas a ley después de una enorme faena y estocada. Definitivamente el juez de plaza manifestó animadversión personal al torero