Cuando se le preguntó sobre el aumento de operativos contra migrantes después de hablar con Biden, López Obrador declaró que México no tiene intención de incrementar las deportaciones ni de violar los derechos humanos. Además, descartó que la nueva medida de Biden tenga un impacto significativo en México.
Sin embargo, la preocupación creció luego de que las autoridades mexicanas desalojaran un campamento de entre 300 y 500 migrantes en Ciudad de México durante la madrugada. Estos migrantes fueron trasladados a estados vecinos como Morelos, Puebla e Hidalgo, aunque el presidente López Obrador insistió en que no tenía información detallada sobre el operativo.
Estos acontecimientos ocurren en un contexto de aumento significativo de la migración irregular en México, con un récord de casi 360,000 personas interceptadas en el primer trimestre del año. Biden y López Obrador acordaron en abril trabajar juntos para reducir los cruces fronterizos irregulares, y el presidente mexicano prometió cooperar con Estados Unidos ante la nueva orden ejecutiva.
En este sentido, López Obrador reiteró su solicitud de que los migrantes sean retornados «de forma directa» a sus países de origen en lugar de a México. Aunque expresó su deseo de evitar las deportaciones y reconoció la migración como una necesidad, se comprometió a colaborar con Estados Unidos en la implementación de medidas para la deportación de migrantes, incluyendo facilitar vuelos para este propósito.
La postura del presidente López Obrador refleja un intento de mantener una cooperación constructiva con Estados Unidos en materia migratoria, mientras busca proteger los derechos de los migrantes y evitar una mayor presión en México debido a la situación en la frontera.