Con el regreso a la escuela, muchos padres se enfrentan a la decisión de inscribir a sus hijos en actividades extraescolares. Este tema a menudo genera dudas sobre cuál es el mejor momento para hacerlo, qué actividades son más adecuadas y cuántas deberían realizar. Dos expertos, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao y la psicóloga infantil Mª Ángeles Sánchez, ofrecen orientación sobre este tema.
Álvaro Bilbao enfatiza la importancia del juego libre y la interacción guiada con los padres durante los primeros años del niño. Considera que estas actividades son fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños pequeños. Según él, hasta los 6 años, los niños deberían tener al menos dos horas de juego libre al día, preferiblemente al aire libre en un parque.
Cuando los niños tienen más de 6 años, tanto Bilbao como Sánchez sugieren que los padres escuchen la opinión de sus hijos sobre las actividades extraescolares. Aunque los padres pueden guiar a sus hijos según sus intereses y personalidad, es importante no imponer actividades solo porque a los padres les gusten. La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente también respalda esta idea, animando a los niños a explorar diversas actividades para encontrar lo que realmente les gusta.
Sánchez aconseja que una vez elegida la actividad, los padres enseñen a sus hijos a comprometerse con la clase y completar lo que han comenzado. Sin embargo, también advierte sobre las señales de alarma que podrían indicar que el niño está demasiado ocupado o abrumado. Estas señales incluyen excusas para evitar la actividad, falta de tiempo para dormir adecuadamente, problemas de organización escolar, disminución del rendimiento académico, síntomas físicos inexplicables como dolores de cabeza o estómago, y aumento de la ansiedad.
En resumen, los expertos aconsejan un enfoque equilibrado, permitiendo que los niños disfruten del juego libre y, al mismo tiempo, participen en actividades extraescolares que les interesen genuinamente, siempre prestando atención a las señales de alarma que puedan indicar que el niño está sobrecargado.
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