Aceptar la realidad de una situación adversa no hace que esta sea menos dolora, sin embargo, nos permite observar esa situación desde una posición más relajada, para así poder tomar conciencia de esos aspectos sobre los que sí tienes control, como tus emociones y tu forma de reaccionar.
Cuantas veces no nos han sucedido situaciones en las cuales pensamos: “esto no me puede estar pasando a mi”, esto debido a que el cerebro activa al instante un feroz mecanismo de negación con el que procura mantenernos a flote en esos momentos difíciles, nuestro cerebro quiere que pase lo que pase, sigamos funcionando.
Negar una realidad incomoda y estresante nos puede funcionar un tiempo, sin embargo, en muchas ocasiones, cuando lo que nunca deseábamos sucede y es real, no sirve de nada hacer como que no está pasando, porque la fatalidad poco a poco se hace más latente y llega un momento en que debemos manejarla.
La aceptación radical es la herramienta que nos permite comprender mejor lo que nos sucede, asumiendo las realidades adversas, así como las emociones difíciles que estas situaciones nos provocan.
Un ejemplo, en un trabajo de investigación de la universidad de Heidelberg quedó en evidencia cómo la aceptación radical mejora el manejo de los estados emocionales vinculados al trauma por abuso en la infancia; la vergüenza, la culpa, el miedo y el asco se redujeron de manera significativa.
Aprender ejercicios de aceptación radical nos puede ser tan útil como enriquecedor, además de que poco a poco daremos forma a una mente sabia, este enfoque mental que es más reflexivo, capaz de filtrar la realidad desde la calma y no desde el catastrofismo, pero ¿Cuáles son estos ejercicios que podemos poner en práctica?
- Asume que la realidad es desagradable y no la puedes cambiar.
Nadie puede luchar contra el destino, no podemos conseguir que eso desagradable que nos ha sucedido se borre de nuestra mente, la aceptación radical nos guía para integrar el momento actual tal como es, sin juicios de valor, sin caer en la angustia que bloquea o el miedo que todo lo ve catastrófico. - Encuentra tus propios recursos de aceptación emocional.
Estos ejercicios no harán que el dolor desaparezca, pero lo convertirán en algo manejable, nos permitirá pensar mejor, decidir de manera más afectiva y concentrándonos en lo que de verdad importa, puedes aplicar técnicas de regulación y aceptación emocional como: técnicas de relajación o respiración, atención plena, ejercicio físico, dialogo interno compasivo, el arte. - No maquilles tu sufrimiento, trata de aceptarlo.
Maquillar el sufrimiento nos convierte en una sociedad enferma que no sabe qué hacer con el dolor del día a día, este ejercicio de aceptación radical nos permitirá habilitarnos en una competencia más saludable: el autocuidado.
El sufrimiento, aunque en ocasiones nos desborde, es temporal, llegará un instante en el que las tristezas y angustias presentes pesarán mucho menos y te sentirás mejor, pero para ello debes aceptar lo que ahora te tiene triste, porque a pesar de esas nubes negras, este mundo nos sigue guardando buenos momentos.
Estefanía López Paulín
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