
Equipados con modernas tecnologías, los amantes de lo ajeno han encontrado una nueva manera de planear sus ataques y espiar a sus víctimas. De acuerdo con los reportes y las investigaciones que han logrado armar los propios colonos, se descubrió que los delincuentes desplegaban drones sobre los terrenos de exclusivos fraccionamientos para, con ellos, mapear la zona y diseñar su plan de ataque.
En las últimas semanas, fraccionamientos residenciales como el Club de Golf La Loma, el Club Campestre, el Pedregal, Rinconada de Los Andes y otros más fueron víctimas de asaltos, robos y ataques por demás violentos en repetidas ocasiones.
Según reportan, vecinos de el Club Campestre revisaron una y otra vez las cámaras de vigilancia hasta que dieron en el blanco. Descubrieron que, en varias ocasiones, un grupo de drones cuyos propietarios no eran residentes del fraccionamiento, sobrevolaban las calles y jardines de varios vecinos.
Dichas investigaciones coincidieron en señalar que las casas que habían sido asaltadas, fueron también las más monitoreadas por los delincuentes, quienes, por este método, pudieron conocer los itinerarios de los habitantes, el número de residentes en determinado domicilio, las formas de acceso y algunos otros datos que les fueron de utilidad a la hora de cometer el delito.
Asimismo, descubrieron que los delincuentes utilizaban algunos árboles de gran tamaño para ingresar al fraccionamiento. Desde el exterior trepaban la barda divisoria y luego se deslizaban entre los árboles para, finalmente, perpetrar el atraco.
Tras detectar este modus operandi, los vecinos comenzaron a tomar cartas en el asunto; prohibieron que cualquier residente vuele drones en el fraccionamiento y procedieron a podar las áreas verdes. De igual forma, aportaron la información correspondientes a las autoridades a fin de que la incorporen a la carpeta de investigación.
En los últimos meses, el Club Campestre ha sido uno de los más afectados por la ola de asaltos que ha tomado como víctimas a diversos fraccionamientos de lujo. En el caso del Campestre, los delitos se cometen pese a que en este lugar vive el alcalde de la capital, Xavier Nava Palacios, quien, lejos de asumir su responsabilidad, asegura que la seguridad en estos fraccionamientos es competencia de los propios vecinos y de las corporaciones privadas que deben contratar.