El viernes pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), vino a San Luis Potosí para supervisar los trabajos de la construcción de la nueva carretera Valles-Tamazunchale, bueno, oficialmente así fue. Pero el presidente se dio un tiempecito para hacer los últimos amarres políticos de cara a las elecciones del próximo 2 de junio. En la agonía de su sexenio, López Obrador no quiere sorpresas, pero es evidente que no tiene el mismo poder.
AMLO y Ricardo Gallardo se conocen de hace muchos años. Han hecho acuerdos políticos y electorales y el antecedente dice que Gallardo siempre ha cumplido. La historia de estos dos hombres de la política comenzó hace mas de 15 años cuando ambos militaban en el PRD.
Hace tres años, la gente de Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) impidió que fueran en alianza por la gubernatura. Mario Delgado, dirigente nacional del partido guinda le vendió la candidatura al entonces gobernador priísta, Juan Manuel Carreras, Gallardo se fue solo por el Verde y ganó contra todos los pronósticos.
Pero días antes de las elecciones también vino AMLO a la Huasteca, dicen que hubo un pacto en Valles, para entonces el presidente ya sabía que la tendencia favorecía a Gallardo y no dudó en pactar con él para ganar la mayoría en el Congreso federal.
Gallardo le dio seis diputaciones y AMLO desarmó las negociaciones que traía Mario Delgado con Juan Manuel Carreras.
Tres años después, Gallardo es gobernador, pero sigue padeciendo las malquerencias y ataques de MORENA. Tal vez por eso el presidente decidió intervenir, para calmar los ánimos de las tribus morenistas que no tienen filtros, y lo mismo les da liarse a golpes en mítines de Claudia Sheinbaum que amenazarse de muerte; y hasta enamorar a mujeres comprometidas.
AMLO sabe que Gallardo trae capital político y que es un aliado confiable. Gallardo sabe que PRI y PAN no están haciendo el trabajo para Xóchitl porque se revuelcan en sus propias miserias internas. El PRD prácticamente no existe, así que Gallardo puede complacer al mandatario.
Lo que hablaron en privado solo AMLO y Gallardo lo saben. Según cercanos de ambos. El compromiso del presidente fue “calmar a sus perros” y el de Gallardo darle votos.
El camino que falta por recorrer es corto y serán los resultados los que coloquen a cada quien en su lugar.
P.D.1.- Cuentan que el empresario huasteco, Gerardo Sánchez, dice a todos los que lo quieren oír, que lo robó Rita Ozalia Rodríguez, candidata de MORENA al Senado. Según sus dichos, le habría dado nueve millones de pesos para la campaña, mismos que le hizo llegar en dos hieleras (zaz), Pero como nada es gratis en este mundo, el aprendiz de político le pidió 10 candidaturas a presidencias municipales de la huasteca. Doña Rita no cumplió con el convenio y lo dejó chiflando en la loma con todo y sus candidatos listos para hacer campaña. El polémico empresario jura que le cobrará hasta el ultimo centavo a Ozalia. ¡Uy, que miedo!
P.D.2.- Cuentan que hay tres mujeres que influyen fuertemente en Enrique Galindo Ceballos, candidato a la Presidencia municipal de la capital. Galindo es un hombre al que difícilmente se le puede engañar. Una de esas mujeres es conocida en chats de whatsapp como “doña chismes” les dejo el nombre de tarea.
P.D.3.- Nuestro respeto y reconocimiento a todas las personas que colaboran en el combate a los incendios en territorio potosino. Nadie puede regatearles su labor. Gracias a los brigadistas, bomberos, voluntarios, trabajadores de Protección Civil, organizaciones, lugareños, a los pilotos de los helicópteros; al titular de protección civil del Estado, Mauricio Ordaz y todo su equipo; al gobernador, Ricardo Gallardo que no ha escatimado en esfuerzo y renta de helicópteros cisterna. Gracias al personal de la Secretaría de la Defensa Nacional y de policías municipales que se suman al esfuerzo. Gracias a todos.
P.D.4.- En Soledad, Juan Manuel Navarro, del Partido Verde, trae las preferencias en las encuestas pero no se confía. El Lic Navarro, como le dicen sus cercanos, trabaja sin descanso porque sabe que tiene la responsabilidad de mantener el triunfo en el principal bastión del gallardismo.
Hasta la próxima