Las mujeres nacen con una reserva ovárica fija, a diferencia de los hombres, que continúan generando espermatozoides a lo largo de su vida. Con el tiempo, esta reserva disminuye gradualmente, lo que impacta nuestra fertilidad. Aunque cuidemos mejor nuestra salud, el envejecimiento sigue afectando nuestra capacidad para concebir.
¿Cuál es el mejor momento para concebir? Se considera que alrededor de los 20 años es cuando la fertilidad alcanza su punto máximo. A partir de los 30, comienza a declinar, con una disminución más pronunciada después de los 35 y aún más marcada después de los 38 años.
La probabilidad de concebir también disminuye con la edad. En una pareja sin problemas de salud o fertilidad, la posibilidad de un embarazo a los 30 años es de aproximadamente un 20% por mes, reduciéndose al 5% a los 40 años.
Ante este escenario, se recomienda a las mujeres que planean posponer la maternidad considerar la vitrificación o congelación de ovocitos antes de los 35 años. Esta opción ofrece una oportunidad de preservar la fertilidad y aumentar las posibilidades de concebir en el futuro.
Además, es importante tener en cuenta que la fertilidad masculina también se ve afectada por la edad, aunque de manera diferente. A diferencia de la producción de óvulos en las mujeres, la producción de espermatozoides en los hombres sigue siendo activa en edades avanzadas.
La edad fértil del hombre comienza a declinar alrededor de los 45 años, una edad más avanzada que en las mujeres, que suele estar alrededor de los 35 años. Sin embargo, la calidad del semen puede disminuir con la edad, lo que significa que un espermatozoide más joven puede ser más efectivo en la fertilización.
Comprender cómo la edad afecta tanto la fertilidad femenina como masculina es crucial para tomar decisiones informadas sobre la planificación familiar y la preservación de la fertilidad.
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