
La colitis es una inflamación del intestino grueso (colon) que puede presentarse de forma aguda o crónica, afectando la calidad de vida de quienes la padecen. Sus causas son diversas, incluyendo infecciones bacterianas o virales, enfermedades autoinmunes como la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn, así como problemas vasculares como la colitis isquémica.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas comunes de la colitis incluyen dolor abdominal, diarrea (a veces con sangre o pus), fiebre, fatiga y pérdida de peso. En casos crónicos, también pueden presentarse anemia y problemas articulares.
El diagnóstico se realiza mediante una combinación de exámenes, como análisis de sangre y heces, colonoscopía con biopsia y estudios de imagen como tomografías o resonancias magnéticas.
Tratamiento y manejo
El tratamiento de la colitis depende de su causa específica. Para la colitis ulcerativa, se utilizan medicamentos antiinflamatorios como los aminosalicilatos (mesalazina, balsalazida), inmunomoduladores (azatioprina, mercaptopurina) y terapias biológicas (infliximab, adalimumab).
En casos de colitis infecciosa, se prescriben antibióticos adecuados, mientras que la colitis isquémica puede requerir intervenciones para restaurar el flujo sanguíneo al colon.
Se recomienda una dieta equilibrada, evitando alimentos irritantes como productos lácteos, comidas picantes y bebidas con cafeína. El manejo del estrés mediante técnicas de relajación también puede ser beneficioso
En casos severos o cuando los tratamientos no son efectivos, puede ser necesaria la cirugía para extirpar parte o la totalidad del colon afectado.
Es fundamental consultar a un profesional de la salud ante la presencia de síntomas persistentes para recibir un diagnóstico adecuado y comenzar el tratamiento oportuno.
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