
Por: David Martz
Falleció el Mtro. José Miramontes. Por supuesto, habrá una misa de cuerpo presente, pero… él mismo dirigió su propia misa de Réquiem: la compuesta por Gabriel Fauré. Fue en el Teatro de la Paz, donde tantas veces hizo vibrar su batuta con obras de Beethoven, Mozart, Tchaikovsky, Bach, Schubert, Wagner y muchos más.
Estoy seguro de que, con la suavidad orquestal y la belleza del “Pie Jesu” y el “In Paradisum” del Réquiem de Fauré, el maestro Miramontes se despidió de este mundo elevando su alma hacia la luz. Sin lugar a dudas, el pasado Miércoles Santo, al dirigir esa obra conmovedora y luminosa, el director fundador de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí tuvo una visión serena y esperanzadora de la muerte que ya presentía, como un tránsito hacia la paz eterna. Porque ese réquiem consuela… no impone temor.
Y religiosamente, quiero imaginar que llegó a tiempo para dirigir una orquesta celestial, con la venia de Antonio Vivaldi, su “Gloria” y así, celebrar la resurrección de Cristo.
Con la Pasión según San Mateo, en la Catedral de San Luis Potosí, el maestro José Miramontes comenzó a escribir la historia de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí. Y la concluyó con su propia misa de Réquiem.
¡Vuela alto Maestro Miramontes y recibe el saludo y respeto de Toscanini, Wilhelm Furtwängler, Leonard Bernstein y Karajan!
La música clásica —la más hermosa del mundo— se queda de luto. Pero también agradecida.
DESCANSE EN PAZ