
Desde hace siglos, los sueños han sido objeto de fascinación, interpretación y estudio. Pero, ¿qué dice hoy la ciencia sobre este fenómeno que todos experimentamos mientras dormimos?
Los sueños ocurren principalmente durante la fase de sueño REM (Rapid Eye Movement), un momento del ciclo del sueño en el que la actividad cerebral se asemeja mucho a la de la vigilia. Durante esta fase, que se repite varias veces por noche, los ojos se mueven rápidamente bajo los párpados cerrados y los músculos del cuerpo se relajan casi por completo, lo que impide que actuemos nuestros sueños. Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EE. UU. (NINDS, 2019), el sueño REM es esencial para el aprendizaje, la consolidación de la memoria y el equilibrio emocional.
Aunque no hay una sola teoría definitiva sobre por qué soñamos, varias investigaciones sugieren que los sueños podrían desempeñar un papel crucial en el procesamiento de emociones, el manejo del estrés y la reorganización de la información en el cerebro. El neurocientífico Matthew Walker, autor del libro Why We Sleep (2017), explica que soñar es como una especie de “terapia nocturna” que ayuda a disminuir la carga emocional de nuestras experiencias diarias.
Por otro lado, un estudio publicado en Nature Reviews Neuroscience (Hobson & Pace-Schott, 2002) sugiere que los sueños también podrían contribuir a la creatividad, al permitir que el cerebro establezca conexiones inusuales entre ideas. Esto podría explicar por qué algunos artistas, científicos y escritores han encontrado inspiración en sus sueños.
Así, aunque aún quedan misterios por resolver, la ciencia ha avanzado considerablemente en comprender cómo y por qué soñamos. Lejos de ser simples historias nocturnas, los sueños podrían ser esenciales para nuestra salud mental y funcionamiento cognitivo.
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