
En el marco de la Semana Santa, el consumo de carne pasa a segundo nivel por una gran cantidad de la población, que como muestra de fe, abandonan el consumo de este alimento. Hay para quienes puede resultar algo complicado, sin embargo, es un buen momento para abrir el paladar y recordar que no todo se trata de carne.
En los últimos años, la alimentación saludable ha cobrado mayor relevancia, y uno de los protagonistas que no puede faltar en nuestra mesa es la comida de mar. Pescados, mejillones, ostras, almejas y mariscos en general no solo destacan por su sabor, sino también por sus múltiples beneficios para la salud.
Estos alimentos son una fuente rica en minerales, vitaminas y, sobre todo, en ácidos grasos Omega-3, un nutriente esencial para el buen funcionamiento del organismo. El Omega-3 cumple un rol fundamental en la protección del corazón, el cerebro, el sistema nervioso y hasta en el cuidado de la piel. Diversos estudios han comprobado que su consumo regular contribuye significativamente a la prevención de enfermedades crónicas.
Uno de los beneficios más destacados de incluir pescado y mariscos en la dieta es la protección del sistema cardiovascular. El Omega-3 ayuda a regular la dilatación y contracción de los vasos sanguíneos, lo que reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Además, promueve el desarrollo neurológico desde etapas tempranas. Por esta razón, se recomienda que las embarazadas consuman pescado rico en este nutriente, ya que favorece el crecimiento cerebral del bebé.
La salud mental también encuentra en la comida de mar un gran aliado. Gracias a sus propiedades nutricionales, estos alimentos estimulan la memoria, ayudan a prevenir el deterioro cognitivo en personas mayores y pueden tener efectos positivos en el tratamiento de la depresión. En paralelo, fortalecen el sistema inmunológico, ayudando a prevenir enfermedades comunes como resfriados y gripes, y protegiendo contra ciertos tipos de cáncer, como el de mama.
Otro punto a favor de estos alimentos es su acción antiinflamatoria. Su consumo puede disminuir el dolor articular y aliviar afecciones en la piel. Además, se trata de opciones bajas en grasas y colesterol, ideales para quienes buscan cuidar su peso sin sacrificar sabor. A esto se suma su aporte en vitaminas A, C, D y E, fundamentales para el mantenimiento de huesos fuertes, piel saludable y buena visión.
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