
No sé si estoy perdiendo el don o algo raro me está pasando. Quizá sea la Semana Santa, la necesidad de vacaciones o la primavera, pero algo sucede. Y es que, ante cualquier cosa que pasa en nuestro San Luis, en nuestro México, en el mundo, encuentro responsabilidades en una larga y podrida cadena de autoridades que incurren en graves omisiones y que, como consecuencia de su desdén, hay vidas que se pierden, lamentablemente inocentes.
Lo ocurrido hace unos días en Ciudad 2000, donde una mujer, presuntamente, le arrebató la vida a su hijo, un niño de apenas siete años, es un caso que debe analizarse a fondo y no criminalizar a la fémina de golpe. No, no se debe hacer eso, porque hay muchos indicios que apuntan a que ella también es víctima, quizá no de un crimen como lo fue su hijo, sino de las negligencias institucionales y, quizá, de una omisión familiar.
Aclaro, sin embargo, que tampoco quiero defenderla. Reitero lo que comenté al inicio; analizo las cosas, elucubro y llego a la responsabilidad de muchas autoridades que pudieron actuar, pero que dejaron pasar los hechos, que se sordearon y aquí está el resultado.
La Fiscalía General del Estado y la Secretaría General de Gobierno han dado detalles de lo ocurrido; el menor sin vida a causa de asfixia, una carta donde se dan instrucciones sobre lo que se debe hacer con el cadáver y dinero para atender las instrucciones de la carta, pero también revelan un factor fundamental, un supuesto padecimiento mental de la madre.
Si la mujer ya estaba diagnosticada ¿Por qué nadie actuó? ¿Por qué le permitieron que continuara con la custodia del niño si representaba un peligro para su hijo y para ella misma? ¿Dónde estuvo el DIF, la PPNNA y todas esas instituciones que dicen defender a los menores?
Culpables hay muchos. No nos limitemos a señalar a la mujer que, ciertamente, se encuentra prófuga. Lo ocurrido es lamentable, pero más lamentable es que las autoridades sean omisas y quieran actuar hasta que ya se presentó la tragedia.
Cavilaciones:
Primera. Dicen que, cuando Dios da, da a manos llenas. Y este caso es prueba clara de ello. Se trata del secretario general de Gobierno, J. Guadalupe Torres Sánchez, que será papá por partida doble. Este felino desea que esos pequeñitos, que crecen en el vientre de doña Xitlálic Sánchez, reciban amor infinito en este mundo.
Segunda: En Santa María del Río, Villa de Reyes y Villa de Arriaga, la cosa está que arde. Los malos andan desatados, nada ni nadie les mete orden. Ayer, en Santa María, hicieron sus gracias en plena Plaza Principal. No tienen temor de Dios esos tales por cuales. A ver si los nuevos delegados de la Fiscalía General de la República y de la Guardia Nacional se aplican.
Tercera: Soy un gato muy, pero muy trabajador; no sé si merezco unas minivacaciones, pero las necesito. Nos vemos en las felices Pascuas de Resurrección. ¡Shalom, Shalom!