
Cuando admiramos la majestuosidad de un rascacielos, pocas veces pensamos en lo que hay debajo de su estructura. Sin embargo, la cimentación de estos gigantes arquitectónicos puede alcanzar profundidades sorprendentes.
Dependiendo del tamaño del edificio y del tipo de suelo, las bases de un rascacielos pueden llegar a los 50 metros de profundidad e incluso acercarse a los 100 metros. Esta impresionante ingeniería es fundamental para garantizar la estabilidad de la estructura y soportar su enorme peso.
Así que la próxima vez que observes un rascacielos, recuerda que su grandeza no solo se extiende hacia el cielo, sino también hacia las profundidades del suelo.
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