
El rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, operó desde 2012 como un presunto centro de reclutamiento, adiestramiento y exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), según testimonios de sobrevivientes que lograron escapar. Los relatos apuntan a que en el lugar se cometían horribles abusos, como desmembramientos, castigos con animales, y abusos sexuales, incluyendo contra menores.
El 5 de marzo pasado, integrantes del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco descubrieron en la finca, a 60 km de Guadalajara, tres crematorios, restos humanos calcinados y varios artículos personales de víctimas. El sitio, pese a estar bajo resguardo de la fiscalía estatal, ocultaba horrores como el uso de cerdos y cocodrilos para castigar a los prisioneros, e incluso canibalismo en algunos casos.
Los testimonios indican que el rancho fue utilizado para reclutar a jóvenes, muchos de ellos engañados o forzados a ingresar, además, las autoridades locales y el crimen organizado estarían coludidos, como lo sugieren las investigaciones sobre otro predio asegurado en febrero, cercano al rancho Izaguirre.
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