
La Luna es un satélite natural queha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales con su luz plateada que ilumina las noches, pero, a pesar de su resplandor, la Luna no tiene luz propia. Entonces, ¿Por qué brilla?
El resplandor lunar es, en realidad, un reflejo de la luz del Sol. La superficie de la Luna está compuesta por rocas y polvo, conocidos como regolito, que reflejan la luz solar de vuelta hacia la Tierra. Esta reflexión no es particularmente eficiente, ya que la Luna solo refleja alrededor del 12% de la luz que recibe, un fenómeno conocido como albedo. Aun así, en las noches despejadas, esta luz reflejada es suficiente para que la veamos brillar con intensidad.
El aspecto cambiante de la Luna (sus fases) también está ligado a este proceso de reflexión. A medida que la Luna orbita la Tierra, diferentes porciones de su superficie iluminada son visibles desde nuestro planeta, lo que crea las fases lunares: nueva, creciente, llena y menguante. En la fase de Luna llena, la cara visible está completamente iluminada por el Sol, lo que provoca su máximo esplendor.
Además, en ocasiones especiales, como durante un eclipse lunar, la Luna puede adquirir un tono rojizo. Esto sucede porque la luz solar se filtra a través de la atmósfera terrestre, dispersando las longitudes de onda más cortas y permitiendo que solo las más largas (las rojizas) lleguen a la superficie lunar.