
La aparición del streaming causó un cambió radical en la forma de consumir series y películas, y son muchos los productos que a través de plataforma lograron «resucitar» a pesar de que no les fue tan bien cuando se estrenaron en cine o televisión. Un ejemplo de lo anterior fue la cinta «El precio del mañana», que fue un éxito en Netflix.
En el 2011 se estrenó una película que mostró una distopía interesante en la que el dinero dejó de existir y ahora se tiene que pagar con tiempo de vida cualquier servicio o producto.
La trama explica que las personas dejan de envejecer a los 25 años, pero a partir de ese momento, un reloj digital en su brazo que muestra lo que les queda de vida. Si el reloj llega a cero, morirán instantáneamente.
Lo interesante de «El precio del mañana» es que muestra una sociedad en la que los ricos pueden vivir para siempre acumulando tiempo, mientras que los pobres tienen que luchar día a día para conseguir unas horas más de vida.
Bajo al premisa ya explicada, se presenta al protagonista, Will Salas (Justin Timberlake), un hombre que recibe inesperadamente un siglo de tiempo por parte de un millonario que ya está cansado de vivir. Este regalo lo convierte en blanco de las autoridades, quienes lo acusan de haber robado el tiempo. A partir de ahí, Will se encuentra con Sylvia Weis (Amanda Seyfried), la hija de un poderoso empresario, y juntos intentan desafiar el sistema y redistribuir el tiempo entre los más necesitados.
La película combina acción trepidante, crítica social y una reflexión profunda sobre las desigualdades sociales, el poder y la mortalidad.