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¿Cómo se elige a un nuevo papa en la Iglesia católica?

Todos los cardenales son electores del próximo papa y, técnicamente, todos ellos son también candidatos. Cuando los cardenales llegan a Roma, se les asigna una iglesia local “titular” para que la supervisen y celebren misa durante su estancia. Es también una vía por la que los cardenales dan a conocer sus rostros y nombres al mundo.

Al igual que la última parada de campaña de un político, el domingo antes de un cónclave es “una escena extraña”, según el autor y experto papal John Thavis. Thavis explicó en 2013 que los aspirantes papales son “muy cuidadosos de no decir nada que parezca estar haciendo campaña”.

Una vez que el Colegio Cardenalicio se reúne oficialmente, permanecen encerrados en la Capilla Sixtina hasta que se elige a un nuevo papa (salvo circunstancias extraordinarias). Juran mantener la integridad del cónclave: el secreto es de suma importancia y solo unos pocos asistentes pueden tener contacto con los cardenales que votan.

La preparación de las papeletas (denominada “preescrutinio”) implica su distribución, cumplimentación y la designación de los encargados de recoger y escrutar las papeletas. La emisión del voto (“escrutinio”) se realiza en secreto.

Durante el “postescrutinio”, los votos se tabulan, se reafirman y luego se queman.

El primer día se celebra una votación inicial. Si no se elige a nadie, se celebra un máximo de cuatro votaciones por cada día posterior del cónclave, quemándose después cada grupo de papeletas fallidas. Si tres días de votaciones no ofrecen ningún nuevo papa, los miembros del cónclave se toman un día entero para la oración y la contemplación. Si ese ciclo de cuatro días se repite siete veces más, se celebra una segunda vuelta entre los dos candidatos que hayan recibido más apoyos.

La quema de papeletas, o fumata, es la pista que tiene el público de lo que realmente ha ocurrido dentro de los confines de la Capilla Sixtina durante el cónclave. Para que el humo pueda verse, se instalan en la Capilla Sixtina una estufa y una chimenea provisionales antes de que comience el cónclave. No está del todo claro cuándo comenzó la práctica de quemar las papeletas, pero el humo blanco como señal de un nuevo papa sólo se remonta a finales del siglo XIX o principios del XX. Las papeletas fallidas, al quemarse, emiten humo negro.

Hasta 2005, el Vaticano añadía a las papeletas materiales naturales como paja húmeda (para el blanco) y brea alquitranada (para el negro). No fue hasta 2013 cuando el Vaticano reveló los productos químicos que adoptó en 2005 para este fin: una mezcla de clorato potásico, lactosa y resina de conífera para el blanco, y perclorato potásico, antraceno y azufre para el negro.

En 2013 se vieron cuatro columnas de humo negro antes de que finalmente apareciera humo blanco. Apenas unas horas antes de que el humo blanco saliera del Vaticano, una solitaria gaviota blanca se posó en lo alto de la chimenea. Los observadores lo interpretaron como una señal esperanzadora de que la espera de un nuevo papa estaba a punto de terminar. Y estaban en lo cierto. El cardenal Jorge Mario Bergoglio (el actual papa Francisco) había sido elegido para el cargo por

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