![](https://www.codigosanluis.com/wp-content/uploads/tarugos.jpg)
El tamarindo, una fruta emblemática de la gastronomía mexicana, es un ingrediente esencial en los tradicionales ponches invernales, aportando un toque de acidez, sin embargo, su consumo más destacado en México se manifiesta a través de los dulces, siendo el tarugo uno de los más representativos y deliciosos.
Originario de Asia, el tamarindo llegó a México durante la época colonial a través de rutas comerciales. A pesar de su origen lejano, se ha convertido en un elemento fundamental en la cultura culinaria del país, especialmente en las zonas costeras de Oaxaca y Acapulco, donde se producen y venden tarugos junto a otras delicias como cocadas y toritos. Este dulce se elabora hirviendo tamarindo con agua hasta formar una pasta que puede ser endulzada o sazonada con chile en polvo, azúcar o sal.
Los tarugos pueden encontrarse en versiones dulces o enchiladas, y su preparación es bastante sencilla. Muchos productores artesanales optan por recubrirlos con azúcar o chile en polvo, creando un contraste de sabores que encanta a los mexicanos. Además de su delicioso sabor, el tamarindo es conocido por sus propiedades nutritivas, que incluyen un alto contenido de fibra y vitaminas, convirtiéndolo en un excelente complemento alimenticio.
El tamarindo también tiene aplicaciones en la medicina tradicional, utilizándose para tratar diversas dolencias como fiebre, resfriados y problemas digestivos. Su pulpa se emplea como laxante y su corteza como astringente. Además, se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y fungicidas.
Se puede decir que el tamarindo no solo es una fruta con una rica historia y múltiples usos, sino que también ha conquistado el paladar mexicano con su sabor único en dulces como los tarugos. Esta combinación de tradición culinaria y beneficios para la salud asegura que el tamarindo siga siendo un elemento querido y valorado en la cultura mexicana.