Hace algunas semanas, una publicación en el periódico “Reforma” dejó al descubierto que San Luis Potosí importa en las altas esferas de la política mexicana.
Quedó claro que, además de la secretaria de Gobernación, la potosina Rosa Icela Rodríguez, Adán Augusto López, líder de la bancada de MORENA en el Senado, quiere un poco de lo mucho que significa este San Luis de la Patria.
Las huestes de Rosa Icela Rodríguez, al mando de su hermana, la controvertida Rita Ozalia Rodríguez, entraron en pugna con el empresario huasteco Gerardo Sánchez Zumaya. Se dice que por cuentas pendientes, traiciones perpetradas en las pasadas elecciones y porque ambos son como chivos en cristalería a la hora de hacer política.
Sánchez Zumaya se sintió superior a cualquiera y quiso bajar un puño de estrellas a algunos pendencieros que traen sus propios conflictos con el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona.
Parece que Zumaya le colmó la paciencia (si es que tiene) a Rita Rodríguez, quien fue a pedir ayuda a su hermana. Dijo que Sánchez Zumaya andaba en abierta campaña para la gubernatura del estado, desplegando dinero y golpes contra el gobernador.
Pero la historia no paró ahí. El reporte incluía, además, el respaldo de Adán Augusto López, coordinador de la bancada de MORENA en el Senado, quien se ha instalado en San Luis Potosí a través de sus hijos, quienes han decidido trabajar desde un consorcio de empresas.
De mecha corta, como es la secretaria de Seguridad, concluyó que Adán Augusto se andaba pasando de listo queriendo apoderarse de sus dominios, así que decidió actuar.
El mensaje llegó por donde menos lo esperaba Adán Augusto. Los reportajes que publicó el grupo Reforma, vinculando a Gerardo Zumaya con presuntos hechos de corrupción en PEMEX, advertían una ofensiva que enseñaba la punta del iceberg de la corrupción, que, además de sus hijos, implicaba también a los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Todo indica que Adán Augusto entendió el mensaje de la superpoderosa potosina Rosa Icela Rodríguez. Aplacó a su cachorro Gerardo Zumaya, y sus hijos bajaron el perfil (los señores se la pasaban en los antros de Himalaya luciendo vehículos de alta gama como Rolls Royce y Lamborghinis).
Entendido el mensaje, Rosa Icela dejó en claro que quiere dominar el territorio potosino con miras al relevo en la gubernatura en 2027. Con ello, su hermana Rita agarró aire, aunque cada día gana nuevos enemigos debido a su impericia y a la mala educación que despliega en casi todos sus actos políticos.
Adán Augusto se ha replegado junto con su cachorro Gerardo Zumaya, y lo que queda ahora es un rejuego orientado con claridad al proceso electoral del próximo año.
P.D. 1. En las oficinas centrales del PAN ya han validado la reelección de la senadora Verónica Rodríguez como dirigente estatal en San Luis Potosí. Vero tiene la dirigencia, pero no tiene el partido, y los consejeros que le compraron para permanecer en el cargo se frotan las manos pensando en el futuro. ¡Ups!
P.D. 2. Los líos amorosos en el Ayuntamiento capitalino pueden representar serios problemas para el proyecto del presidente municipal Enrique Galindo Ceballos. Al tiempo. Por cierto, la inquina y los chismes que habían sido erradicados del grupo cercano se han reavivado. Les dejo de tarea el nombre del responsable.
P.D. 3. Ricardo Garza Blanc se ha convertido en una piedra en el zapato para consolidar los trabajos de entrega de la empresa Aguas del Poniente al Ayuntamiento capitalino. Resulta que, gandalla como ha sido siempre, el señor era el mandamás de la empresa, asesor externo y dueño del software de cobranza y facturación. Obvio, se sabe que quiere seguir cobrando como asesor externo y por la renta del sistema. Dirían en mi pueblo: “Qué chingón lo hizo su mamá”.
P.D. 4. El Hospital Central vive una de las etapas más terribles de su historia. Convertido en un hospital de especialidades (oficialmente), ha dejado de ser un referente para la población y para la formación de médicos de primerísimo nivel. Los estudiantes de medicina ya no pueden hacer sus prácticas clínicas porque “ya no se puede”. Esta tragedia, tanto para la población que se atendía en el lugar como para los cientos de médicos que han pasado por esa noble institución, se la debemos a la ineptocracia del expresidente Andrés Manuel López Obrador y su desastrosa gestión en el ámbito de la salud. Hijos de su $%()%&$”#.
Hasta la próxima.