Conocida científicamente como Withania somnifera, la ashwagandha es un arbusto perenne originario de la India y otras regiones de Asia y África, mismo que se utiliza en la medicina y se ha aumentado su estudio en los últimos años por su capacidad para ayudar a reducir la ansiedad y el estrés.
En la India, desde hace miles de años se utiliza la medicina ayurvédica, sistema que se basa en la idea de que la enfermedad es causada por un desequilibrio de energía vital del cuerpo. Ahí se ha descubierto que la ashwagandha tiene propiedades como adaptógeno, lo que significa que ayuda al cuerpo a adaptarse al estrés y restablecer el equilibrio.
La raíz es la parte más utilizada y estudiada. Los compuestos activos de esta planta, como los withanólidos, actúan sobre el sistema nervioso y estimular la la producción de ácido γ-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor que promueve la relajación. Esto puede resultar en una mejora en la calidad del sueño y un aumento general en el bienestar emocional. Además, se ha observado que la ashwagandha puede ayudar a aumentar la energía y mejorar el rendimiento cognitivo.
Asimismo, también posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que puede contribuir a fortalecer el sistema inmunológico. Algunos estudios sugieren que esta planta podría ser beneficiosa para personas que padecen fatiga relacionada con el cáncer y mejore su calidad de vida.
Cabe señalar que dentro de las investigaciones que se mantienen en curso está el potencial de la ashwagandha en el tratamiento de afecciones neurológicas y de su capacidad para un mejor desarrollo en el comportamiento sexual.