El escritor británico Neil Gaiman, conocido por obras como The Sandman y Coraline, se enfrenta a serias acusaciones de agresión sexual tras la publicación de un artículo en New York Magazine el pasado 13 de enero. Ocho mujeres acusan al autor de conducta inapropiada, entre ellas Scarlett Pavlovich, quien relata hechos ocurridos cuando trabajaba como niñera del hijo de Gaiman a los 22 años. Los testimonios detallan experiencias de abuso que incluyen prácticas sexuales no consensuadas.
En respuesta a las denuncias, varios proyectos vinculados a su obra han sido suspendidos. La serie Good Omens, basada en el libro que coescribió con Terry Pratchett, ha sido cancelada, aunque se planea un episodio especial para cerrar la historia, sin la participación de Gaiman en el guion.
Las acusaciones fueron inicialmente presentadas en un podcast en julio, pero en el artículo de New York Magazine las mujeres que se han pronunciado indican que, aunque en su momento participaron en ciertas prácticas con Gaiman, muchas de ellas no fueron previamente discutidas y no las consideraron consensuadas.
Pavlovich, en particular, ha hablado sobre agresiones sexuales durante su trabajo como niñera en el hogar de Gaiman, incluyendo un encuentro que ella califica de “impactante” cuando, según relata, el escritor mantuvo relaciones sexuales con ella mientras su hijo estaba presente. A pesar de que Gaiman y sus representantes negaron las acusaciones cuando se hicieron públicas en el podcast de Tortoise Media, las nuevas declaraciones de las víctimas amplían los detalles de las agresiones.
El impacto de este caso ha generado reacciones dentro de la comunidad literaria, incluida la escritora JK Rowling, quien comparó la situación con los escándalos de abuso sexual protagonizados por figuras como Harvey Weinstein. Con esto, surge un debate más amplio sobre la responsabilidad y la respuesta de la industria ante las denuncias de abuso.
La cancelación de la serie Good Omens y otros proyectos relacionados con Gaiman marca un punto de inflexión en la carrera del escritor, quien aún no enfrenta cargos formales. Este escándalo pone en cuestión el futuro de su legado, mientras la comunidad literaria, al igual que el público en general, espera una respuesta clara y firme sobre la gravedad de las acusaciones.
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