Durante siglos, los exoplanetas, o planetas que orbitan estrellas fuera de nuestro sistema solar, existieron solo en teorías y relatos de ciencia ficción. Sin embargo, en los últimos 30 años, la astronomía ha avanzado a pasos agigantados en la detección de estos mundos distantes. A pesar de ser miles de millones de veces más débiles que sus estrellas madre, los astrónomos han desarrollado métodos de detección indirecta que han permitido confirmar la existencia de más de 5500 exoplanetas hasta la fecha, convirtiendo lo que alguna vez fue un mero concepto en una realidad científica.
La primera confirmación de un exoplaneta llegó en 1995, cuando se detectó un gigante gaseoso similar a Júpiter orbitando la estrella 51 Pegasi, a solo 50 años luz de la Tierra. Desde entonces, la tasa de descubrimiento ha crecido exponencialmente gracias a varias técnicas de detección. La más exitosa ha sido la velocidad radial, que permite identificar el «bamboleo» de las estrellas causado por el tirón gravitacional de los planetas en órbita, resultando en el descubrimiento de más de 400 nuevos exoplanetas.
Las técnicas de microlente y tránsito han sido igualmente esenciales en esta búsqueda. El método de microlente gravitacional fue utilizado en el descubrimiento de gigantes gaseosos, mientras que el método de tránsito, empleado por la misión Kepler de la NASA desde 2009, ha permitido confirmar más de 60 nuevos exoplanetas y detectar miles de candidatos adicionales. Kepler ha sido capaz de monitorear más de 150,000 estrellas, identificando potenciales mundos en la zona habitable donde podría existir agua líquida.
A pesar de estos avances, solo un pequeño número de los exoplanetas descubiertos son rocosos y se encuentran en zonas habitables de sus respectivas estrellas. Según cálculos basados en datos de Kepler, se estima que pueden existir hasta 10,000 millones de planetas rocosos en nuestra galaxia. El Telescopio Espacial James Webb, lanzado a principios de 2022, promete ser un jugador clave en la identificación y estudio de estos mundos; ya ha comenzado a enviar datos de exoplanetas con características similares a la Tierra.
“Estos primeros resultados de la observación de un planeta rocoso del tamaño de la Tierra abren la puerta a muchas posibilidades futuras para estudiar la atmósfera de planetas rocosos con Webb”, afirmó Mark Clampin, director de la División de Astrofísica de la NASA. A medida que la tecnología avanza y se despliegan nuevas misiones, la búsqueda de exoplanetas y la comprensión de mundos similares a la Tierra fuera de nuestro sistema solar está apenas comenzando.