El pavo es uno de los platillos más esperados en la cena de Nochebuena, pero es importante estar consciente de los riesgos que implica su consumo si no se maneja y cocina adecuadamente. Los expertos advierten que el pavo, especialmente cuando está crudo, puede ser un caldo de cultivo para bacterias peligrosas que pueden causar intoxicaciones alimentarias.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el pavo y su jugo pueden estar contaminados con gérmenes como Salmonella, Clostridium perfringens, y Campylobacter, los cuales son responsables de varias intoxicaciones alimentarias. Incluso si se cocina solo una parte del ave, como la pechuga, los riesgos persisten. Además, la bacteria Clostridium perfringens puede proliferar en los alimentos cocinados que se dejan a temperatura ambiente, siendo la segunda causa más común de intoxicación alimentaria.
Los síntomas más comunes de una intoxicación alimentaria incluyen vómitos, calambres abdominales, diarrea, náuseas y fiebre. Estos síntomas suelen aparecer entre 6 y 24 horas después de consumir alimentos contaminados. Si experimentas alguno de estos síntomas tras comer pavo, es importante acudir a un médico para recibir tratamiento adecuado.
Para evitar estos riesgos, es fundamental seguir ciertas pautas al preparar el pavo. Primero, asegúrate de mantener el pavo congelado hasta el momento de descongelarlo. La descongelación debe hacerse en el refrigerador y dejarlo durante aproximadamente 24 horas por cada 4 a 5 libras de pavo. Además, para evitar la propagación de gérmenes, utiliza una bandeja para que el jugo del pavo no entre en contacto con otros alimentos.
Es crucial mantener una buena higiene en todo momento: lávate las manos con frecuencia, usa tablas de cortar separadas para el pavo crudo y los ingredientes que no se cocinarán, y asegúrate de cocinar el pavo a una temperatura interna segura de al menos 74°C (165°F).
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