Los berrinches no son exclusivos de los niños. Los adultos también pueden experimentar reacciones emocionales impulsivas cuando se sienten frustrados o no logran lo que esperan. Estas «rabietas emocionales» pueden ser tan comunes como destructivas en las relaciones personales y profesionales, lo que hace necesario aprender a manejarlas.
El psicólogo David De Luna Martínez explica que estos episodios surgen principalmente cuando las expectativas no se cumplen, generando frustración y una respuesta emocional desproporcionada. La profesora Sarah-Jayne Blakemore, del University College de Londres, añade que la corteza prefrontal, responsable del control de las emociones y la toma de decisiones, sigue desarrollándose durante años, lo que hace que algunos adultos aún tengan dificultades para gestionar sus reacciones emocionales de manera madura.
Para evitar caer en berrinches, es fundamental identificar las causas de la frustración. Muchas veces, la ira proviene de errores propios o de situaciones fuera de nuestro control, por lo que reflexionar antes de reaccionar es crucial. Según la Asociación Americana de Psicología, cuando estamos enojados, es importante respirar profundamente para reducir el impacto físico del enojo, como el aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial.
Otro punto clave es aprender a centrarse en el tema que origina la molestia y no en atacar a la otra persona. Expresar cómo nos sentimos, en lugar de hacer reclamos, puede generar una comunicación más efectiva. Además, escuchar activamente a los demás sin interrumpir ni juzgar ayuda a calmar la situación y fomentar el entendimiento mutuo.
Los berrinches emocionales en adultos pueden evitarse con autoconciencia, respiración controlada y una comunicación asertiva. Aprender a manejar nuestras emociones es esencial para relaciones más saludables y maduras.
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